Gloria
Fuertes nació en Madrid
a
los dos días de edad,
pues
fue muy laborioso el parto de mi madre
que
si se descuida muere por vivirme.
A
los tres años ya sabía leer
y a
los seis ya sabía mis labores.
Yo
era buena y delgada,
alta
y algo enferma.
A
los nueve años me pilló un carro
y a
los catorce me pilló la guerra;
A
los quince se murió mi madre, se fue cuando más falta me hacía.
Aprendí
a regatear en las tiendas
y a
ir a los pueblos por zanahorias.
Por
entonces empecé con los amores,
-no
digo nombres-,
gracias
a eso, pude sobrellevar
mi
juventud de barrio.
Quise
ir a la guerra, para pararla,
pero
me detuvieron a mitad del camino.
Luego
me salió una oficina,
donde
trabajo como si fuera tonta,
-pero
Dios y el botones saben que no lo soy-.
Escribo
por las noches
y
voy al campo mucho.
Todos
los míos han muerto hace años
y
estoy más sola que yo misma.
He
publicado versos en todos los calendarios,
escribo
en un periódico de niños,
y
quiero comprarme a plazos una flor natural
como
las que le dan a Pemán algunas veces.
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