Estas palabras, como montón de plumas
al borde de Jerusalem, sobre el Valle de la Cruz.
Allá en mi niñez, se sentaban las mujeres
despescuezando pollos.
Estas palabras vuelan ahora sobre el mundo.
El resto son masacradas, comidas, digeridas
decaen y se olvidan.
El tiempo hermafrodita
que no es día ni noche
ha arrasado este valle
de verdes y bien cuidados jardines.
Los expertos en el amor solían venir aquí
para mostrar sus talentos
en el pasto seco de las noches de verano.
Así empezó.
Desde entonces –muchas palabras, muchos amores
muchas flores
se compraron para ser sostenidas
por tibias manos o decorar tumbas.
Así comenzó
y no se cómo va a terminar.
Pero aún así, allende el valle
el dolor y la distancia
debemos ir diciéndonos siempre
unos a otros: “cambiaremos”
Iehuda Amikhai
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