He andado muchos caminos...Antonio Machado.

 
     

He andado muchos caminos
he abierto muchas veredas;
he navegado en cien mares
y atracado en cien riberas.

En todas partes he visto
caravanas de tristeza,
soberbios y melancólicos
borrachos de sombra negra.

Y pedantones al paño
que miran, callan y piensan
que saben, porque no beben
el vino de las tabernas.

Mala gente que camina
y va apestando la tierra...

Y en todas partes he visto
gentes que danzan o juegan,
cuando pueden, y laboran
sus cuatro palmos de tierra.

Nunca, si llegan a un sitio
preguntan a donde llegan.
Cuando caminan, cabalgan
a lomos de mula vieja.

Y no conocen la prisa
ni aún en los días de fiesta.
Donde hay vino, beben vino,
donde no hay vino, agua fresca.

Son buenas gentes que viven,
laboran, pasan y sueñan,
y un día como tantos,
descansan bajo la tierra.


Antonio Machado.
(Sevilla, 26 de julio del 1875 — Cotlliure, Rosselló, 22 de febrero del 1939)

Comentarios

  1. De mar a mar entre los dos la guerra,
    más honda que la mar. En mi parterre,
    miro a la mar que el horizonte cierra.
    Tú, asomada, Guiomar , a un finisterre,

    miras hacia otro mar, la mar de España
    que Camoens cantara, tenebrosa.
    Acaso a ti mi ausencia te acompaña.
    A mi me duele tu recuerdo, diosa.

    La guerra dio al amor el tajo fuerte.
    y es la total angustia de la muerte,
    con la sombra infecunda de la llama,

    y la soñada miel de amor tardío,
    y la flor imposible de la rama
    que ha sentido del hacha el corte frío.

    Antonio Machado.

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  2. (RETRATO)

    Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
    y un huerto claro donde madura el limonero;
    mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
    mi historia, algunos casos que recordar no quiero.

    Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
    —ya conocéis mi torpe aliño indumentario—,
    mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
    y amé cuanto ellas pueden tener de hospitalario.

    Hay en mis venas gotas de sangre jacobina,
    pero mi verso brota de manantial sereno;
    y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
    soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.

    Adoro la hermosura, y en la moderna estética
    corté las viejas rosas del huerto de Ronsard;
    mas no amo los afeites de la actual cosmética,
    ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar.

    Desdeño las romanzas de los tenores huecos
    y el coro de los grillos que cantan a la luna.
    A distinguir me paro las voces de los ecos,
    y escucho solamente, entre las voces, una.

    ¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
    mi verso, como deja el capitán su espada:
    famosa por la mano viril que la blandiera,
    no por el docto oficio del forjador preciada.

    Converso con el hombre que siempre va conmigo
    —quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
    mi soliloquio es plática con este buen amigo
    que me enseñó el secreto de la filantropía.

    Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito.
    A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
    el traje que me cubre y la mansión que habito,
    el pan que me alimenta y el lecho en donde yago.

    Y cuando llegue el día del último viaje,
    y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
    me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
    casi desnudo, como los hijos de la mar.

    Antonio Machado.

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  3. Estupendo el tuyo de Antonio Machado ...Hacia dentro del mar he de morir puesto que el me vio partir"

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