Sentado en el suelo, apoyado en la pared, las rodillas
ligeramente levantadas, las piernas
separadas, desnudo. Su miembro erecto entre sus manos, con un movimiento lento.
La pone a mil. La mirada fija en sus pechos, esos que son su obsesión las
últimas semanas. Así la espera al otro lado del mundo virtual. No se conocen,
nunca se han rozado la piel, apenas han hablado, pero ella hoy, ha pintado sus
labios de rojo, y él por primera vez le ha hablado, qué guapa estás.
Se ha desnudado también y ha empezado a exhibir su
voluptuosidad porque eso le da placer.
A él le da placer mirarla, observar cómo disfruta que la
miren, oírla gemir con voz queda. Sus manos van cada vez más deprisa, sus
gemidos tienen más fuerza, y los dos tienen sendos orgasmos infinitos y maravillosos
, a pesar de encontrarse a miles de kilómetros de distancia.
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