El cómic erótico

El cómic erótico nació como un fenómeno contracultural, una forma de crítica social que se reía de las normas y de la censura. Su intención era provocar, parodiar y divertir. Con el tiempo se ha transformado en género con carácter propio, donde se siguen rompiendo tabúes pero lo artístico y lo sugerente, supera siempre a lo vulgar.

Como en cualquier manifestación artística, el cómic erótico también tiene su élite de artistas reconocidos y consagrados por su manera de impactar con sus obras. El cómic erótico no es un seguido de ilustraciones para adolescentes con las hormonas a tope. Si no que se trata de historias sofisticadas que elevan la imaginación del lector. Podemos destacar verdaderas obras de arte que dan rienda suelta a la fascinación, tras las cuales hay un auténtico trabajo creativo.

El cómic ha retratado con gran belleza el erotismo, como el cine, la fotografía o la literatura, pero con la particularidad de su lenguaje, que le ha ofrecido oportunidades más versátiles en el arte de sugerir, con la infinita libertad del novelista y la destreza del ilustrador, intérprete preciso de la anatomía humana

Podemos destacar la figura del italiano Maurilio Milo Manara (1945), o al menos a evocar su ideal de belleza femenina, de figura esbelta, larga melena (morena o pelirroja) y una inconfundible mirada, sensual y provocadora -que el propio autor ha reconocido que es lo más difícil de expresar-. Una imagen idealizada que representa a la mujer moderna en la época de la liberación sexual.

El maestro del género nació con talento para la pintura, pero creció en un hogar donde se le prohibió leer cómics. La prohibición, como suele pasar con las prohibiciones, despertó su interés hacia el género, y se materializó al leer Barbarella, del parisino Jean-Claude Forest (1930-1998), todo un revolucionario de la historieta, cuando era aprendiz en el taller del escultor Miguel Berrocal. Descubierta la vocación de su vida, en 1983 le llegaría el éxito con H.P., la presentación de su personaje fetiche, Giuseppe Bergman. Le seguiría su obra más célebre, El Clic (1984), que sin tener la mejor ilustración o el mejor guión del autor, sentó las bases del prototipo de chica Manara. En España fue publicada por entregas en las revistas Totem y Comix Internacional y recopilada por Norma Editorial en 1992 y por Planeta-DeAgostini en 2006. El cómic cuenta con una adaptación cinematográfica dirigida por Jean-Louis Richard que fue un fracaso de público y crítica.

Tal vez por su hábil manejo de la autocensura para no saltar la delgada línea entre sensualidad y pornografía, Manara haya conseguido tanta aceptación artística. Al principio la empleó como una forma de evitar la censura de la publicación, pero luego fue una seña de identidad más, como esas mujeres icónicas; ya lo ha dicho él mismo: “El erotismo que yo dibujo es tranquilizante”.

La elegancia de Manara ha dignificado su profesión y le ha llevado a trabajar con autores de renombre como el director Pedro Almodóvar (adaptando la novela Fuego en las entrañas), el escritor NeilGaiman (Endless Nights) y el cineasta Federico Fellini, con el que entabló amistad y para el que realizó carteles de algunas de sus películas y adaptó al cómic dos guiones que el cineasta no pudo llevar al cine, Viaje a Tulum y El viaje de G. Mastorna, uniendo así la energía de dos de los principales erotómanos del siglo XX. Entre sus últimas aplaudidas entregas, la dedicada a esa saga insaciable e inagotable, Los Borgia. Actualmente se dedica, principalmente, a realizar ilustraciones para campañas publicitarias.

En Europa, hemos de recordar al francès Jean-Claude Forest (1930-1998) con Barbarella y a los belgas Guy Peellaert (1934-2008) y Paul Cuvelier (1923-1978), revolucionarios de la historieta a mediados del siglo XX. Los Italianos Maurilio Milo Manara (1945)con su forma de evocar su ideal de belleza femenina, de figura esbelta, larga melena (morena o pelirroja) y una inconfundible mirada, sensual y provocadora -que el propio autor ha reconocido que es lo más difícil de expresar-. Una imagen idealizada que representa a la mujer moderna en la época de la liberación sexual. , Paolo Serpieri (Venecia, 1944) que mezcla ciencia ficción y erotismo para contarnos la historia de Druuna, y Guido Crepax (1933-2003), que se hizo famoso con su serie Valentina.

En Estados Unidos, Harvey Kurtzman (1924-1993) ilustró Little Annie Fanny para la revista Playboy, unas tiras cómicas que mezclaban humor y erotismo.

En Japón, el hentai es un género que tiene gran peso en la industria animada, con alto contenido sexual. U-Jin (1959), autor de la serie Angel, es el dibujante más representativo y, también, que más encontronazos ha tenido con la censura; ha logrado popularizar en todo el mundo las U-Jin Girls. Hay obras de otros géneros con un contenido erótico más artístico, como en las obras de Masakazu Katsura (1962) (I»S).

En España, revistas como El Víbora, El Jueves y Kiss Comix (que dejó de publicarse en 2011) han gozado de mucha popularidad, contando en sus filas con autores como Nazario, Ceesepe el argentino Atilio Gambedotti y el catalán Jordi Bernet (1944), hijo del creador de Doña Urraca y autor de la inolvidable serie Torpedo 1936.