CRÍTICAS DE CINE : PATRIA - EULÀLIA IGLESIAS

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"Queríamos hacer el 'Braveheart' catalán... pero no lo hemos conseguido". Con este punto de autoironía introduce Joan Frank Charansonnet 'Pàtria', un ambicioso proyecto cinematográfico que empezó a gestar cuando todavía estudiaba interpretación junto a su colega y protagonista del filme, Miquel Sitjar. El William Wallace que inspira esta producción de aires épicos es en este caso un personaje de leyenda del siglo VIII, Otger Cataló, una figura a la que se atribuye la reconquista de los territorios que hoy conformarían en buena parte Cataluña, en esos momentos ocupados por los sarracenos. En su empresa, Cataló habría contado con la ayuda de nueve nobles movidos por los mismos ideales, los llamados Barones de la Fama. Según la fábula, el apellido del libertador habría dado nombre al país actual.

Hay referencias a la historia de Cataló en textos del siglo XV, pero fue durante la Renaixença, la variante catalana de los resurgimientos nacionalistas que se vivieron a lo largo de Europa a partir del Romanticismo, cuando fue recuperada por autores como Jacint Verdaguer. Sin embargo, este supuesto héroe de la patria no ha calado en la cultura popular catalana como otros personajes similares de tintes más o menos legendarios, estilo Guifré el Pilós o el Conde Arnau, con el que se intenta emparentar por otra parte a uno de los barones en cuestión.
Según los relatos, Otger sería un caballero de origen gascón que, malherido en una batalla contra los sarracenos, consiguió sobrevivir él solo en una cueva. Una vez recuperado, se preparó para retomar las armas. Antes llamó al combate haciendo resonar un cuerno desde las montañas. A su llamada acudieron los nueve caballeros que bajo el liderazgo de Otger consiguieron recuperar las tierras de la ocupación musulmana.

A partir de este material más bien escaso y, por tanto, de lo más moldeable de cara a la ficción, Charansonnet se propuso armar esa gran película épica de la que carece el cine catalán. Un propósito tan encomiable como cualquier otro, pero que topó con un inconveniente mayor en un proyecto de este tipo, el presupuesto. Aunque a primera vista pueda parecer que la historia del filme sintoniza de la manera más oportuna con el sentimiento independentista actual de buena parte de los catalanes, 'Pàtria' no ha gozado ni de subvenciones públicas, ni de apoyo institucional ni de la habitual ayuda por parte de TV3 al cine en catalán. El presupuesto final de 250.000 euroscon el que, según Charansonnet, se ha levantado la película proviene en su totalidad de la financiación privada y de una campaña de micromecenazgo.

A partir de aquí, 'Pàtria' podría haber funcionado como un filme épico de pequeño formato. Al fin y al cabo, como también recuerda su director, los territorios donde se sitúa la historia estaban escasamente poblados en aquella época y las batallas no implicaban a ejércitos muy numerosos. No hacía falta, por tanto, pensar en una recreación histórica que moviera a millares de extras ni en confrontaciones bélicas de altos vuelos.

Sus responsables han intentado compensar la falta de medios con algunas pinceladas que pretenden darle empaque a la producción. No le faltan a 'Pàtria' tomas aéreas del espectacular paisaje de la Cataluña vieja, ni ralentís en los momentos cruciales de las contiendas ni una banda sonora altisonante. Pero estos recursos acaban subrayando más que compensando la precariedad económica del proyecto, son la prueba evidente del quiero y no puedo de 'Pàtria' como producción.

Charansonnet ha planteado su película a dos tiempos. Por un lado, despliega la historia de Otger Cataló. Por el otro, imagina la construcción de la leyendaen sí a través del cronista que la plasma negro sobre blanco en el siglo XV. Buena parte del primer arco narrativo quiere entroncar, más que con 'Bravehart', con adaptaciones cinematográficas del ciclo artúrico estilo 'Excalibur', de John Boorman. A Otger se le envuelve, de forma literal, de un áurea mágica y un imaginario que recuerda ciertas leyendas celtas. La llamada a los caballeros que acaban conformando su círculo también está teñida de un supuesto tono trascendental color fosforito. La aparición de los nueve barones dispersa la narración y pone en evidencia hasta qué punto cada vez más el cine sueña con ser televisión: la multiplicación de personajes, cada uno con su relato propio, daría para una serie. Aunque sus presentaciones son, básicamente, un compendio de lugares comunes de la ficción de aires medievales con sus tabernas roñosas, quemas de brujas y granjeros aguerridos.

El punto más bajo, sin embargo, se alcanza en la historia que implica al emir sarraceno, un refrito de esos relatos en torno a hombres árabes que raptan mujeres cristianas con fines lúbricos. Por el otro lado, la trama en torno al cronista que fija la leyenda de Otger bebe de la fascinación por las historias ambientadas en monasterios, con sus intrigas internas y su reivindicación del poder de la narración oral que debe transmitirse a lo largo de la Historia a través de la escritura.
'Pàtria' asume de forma explícita su condición de filme épico de bajo presupuesto basado en leyendas populares. Pero la falta de apoyo financiero no justifica una puesta en escena también en exceso precaria y la práctica poco imaginativa del pastiche de inspiración medieval.

La película tampoco resulta demasiado sutil en su voluntad de ser leída en presente. Durante buena parte del metraje, se alude a los sarracenos de manera indirecta, con expresiones del tipo "los invasores", "los ocupantes", o aquellos que sangran a la población a través de los impuestos, de manera que el espectador puede atribuir la nacionalidad o categoría que más le apetezca a estos significantes. Más allá de su vocación y sus metáforas políticas de corto alcance, 'Pàtria' se queda lejos de cubrir ese supuesto hueco en el panorama catalán en lo que a cine épico basado en mitos fundacionales se refiere. Y aunque resulta deseable que cualquier cinematografía se nutra de películas de todo calibre, la verdad es que esta carencia tampoco nos preocupa demasiado.


EULÀLIA IGLESIAS

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