Este silencio no tiene voz propia.
Un refrigerador vacío zumbando en la cocina
la lavadora que usábamos de noche para ahorrar.
El tic-tac del reloj chino sobre el calendario
donde encerrábamos nuestros nacimientos.
Esos círculos mal hechos parecen tumbas
una maldición antes números de suerte.
Dos bolsitas de té, una frente a otra desangrándose
en el plato sobre el velador una mala broma.
El sonido de las piernas moviendo las sábanas
un recuerdo del mar que exhala y revienta en el muro.- Gabriel Zanetti
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