De purísima y oro
De purísima y oro concebido,
sangre sabia, pasión por soleares,
corazón repartido en alamares,
sacerdote de un rito milenario
que incendia la razón y el calendario
porque, si en San Isidro no torea,
el Cossío parece una capea.
Barcelona, Linares, Almería,
Galapagar, Puerto Santa María,
Manizales, Granada, Aguas calientes,
Málaga virgen, México insurgente,
Torre del Oro, aljibe ultramarino
Qué modo de vivir, qué desmesura,
qué romance del duende y la bravura:
Pucela, Nimes, Acho, siete en celo,
lo que menos importa es tocar pelo,
lo que más la escultura tan antigua
del toro y el torero en la manigua
menguante cuando todo es casi nada,
Sabiondo, Azucarillo en la almohada
senado de Las ventas, plenilunio
del milagro imposible que sucede
cuando en mitad del ruedo quiere y puede
redimir la fugaz manoletina
citando de verdad, sin purpurina,
encelando al morlaco salmantino
(maestro, al aparato Lupe Sino).
Foto: Jose Caballero |
Juan Belmonte y Gallito, edad de oro,
tercio de quites ¿falta o sobra toro?
el caso es que Tomás, en el paseo,
parece Apolo, Lucifer, Orfeo,
y, en la distancia corta, se adivina
dijo Bizet poniendo su alma en hora.
Desde que tiene fans a punta pala
alterna con Fray Rulfo chez Comala,
colchoneros cabales antiombligo,
adoradores de canela en rama,
desertores del virus de la fama,
que, si huelen su nombre en los carteles,
y llevan al tendido a la parienta
tumbacristos, escote que revienta
de ganas de Tomás, cuerpo presente
a horcajadas del sueño de la gente.
¿Hemingway? más mola José Alfredo
que sigue siendo el rey, cuando mi primo
se cruza en buena ley, yo sumo y rimo
porque la gringa va como una moto
retratando al maestro (pie de foto)
que no sabe decir que su toreo
que guarda la memoria de un pasado
sublime, atroz, violento, enamorado.
Primavera en la huerta, pintan fallas
y luego la Maestranza sin pantallas
digitales que todo lo envilecen
confundiendo el ruido con las nueces.
Mirándose por dentro, hace el paseo
desplegando el capote en amapola
(no tiene pasta la revista
Hola
para invitarlo a rabo de sobrero)
como los rojos no llevan sombrero
le brindé un Panamá, cancha de Boca,
Mariachi, Laborioso, Cartuchero,
Campanario, Jumito, Comunero,
Idílico, Dakar, par de pitones,
Falador, Exhortado, bendiciones
para el clavel del nueve, legionario
que limpia de polilla el incensario
punto de cruz, en corto y por derecho,
y el nieto del abuelo Celestino
rompe la puerta grande del destino,
Cúchares, Lagartijo, dios, Cagancho,
Quijote en vena, Pocapena Sancho,
tu gambito de dama, pan bendito,
pobrecito quien vaya por delante,
tercio de quites, Belzebú mediante.
La andanada del ocho no perdona
tus Nimes, tus después, tus Esteponas.
A la hora de fundar la primavera
te cambio mi bombín por tu montera,
mis meretrices por tus soledades,
Hay que ver, corazón, la que has liado,
poniéndote en el sitio reservado
al alma que respeta tanto al toro
que lo invita a fumar tabaco y oro.
Por taleguillas canta Vinatero
Joaquín Sabina
Galapagar, a mis cuarenta y veinte
12 de febrero de 2009
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