los orígenes de esta caza de brujas se remontan a finales de los cuarenta, cuando el por aquel entonces director del FBI, J.Edgar Hoover, empleó gran parte de los recursos de la agencia a identificar, perseguir y eliminar a supuestos comunistas y espías de las esferas de influencia estadounidenses. Cabe recordar que, en plena carrera armamentística y lucha hegemónica contra la Unión Soviética, la disidencia política y el espionaje eran dos de los principales factores que podían decantar la balanza a uno u otro lado del tablero durante la contienda. De hecho, como bien expuso John Lewis Gaddis en su libro La Guerra Fría (RBA), los ejemplos de estas prácticas no escasearon y comprendieron desde infiltraciones en el Proyecto Manhattan hasta supuestas negligencias que facilitaron la victoria comunista en China en 1949.
El incipiente miedo a la expansión de la Unión Soviética en Europa y el auge del comunismo en China hizo el resto entre senadores republicanos, y también demócratas. El cine era el principal medio de propaganda y propagación de los valores norteamericanos, dentro y fuera de sus fronteras, y los reaccionarios no podían permitir deslices comunistas, aunque fueran subliminales.
El resultado fue una histeria colectiva motivada principalmente por políticos, burócratas, periodistas y ejecutivos que no tardó en expandirse e impregnar a los estudios de Hollywood, a las universidades y al resto de sectores de la sociedad. Sin embargo, no fue hasta febrero de 1950 cuando McCarthy entró en escena haciendo uso partidista de los casos mencionados de espionaje, subrayando a su vez la incompetencia de la administración Truman, en la presidencia por aquel entonces para gestionarlos debidamente.
A partir de entonces, McCarthy comenzó a ostentar listas en las que se mostraban los nombres de presuntos comunistas. Aunque al principio sus métodos dividieron a la opinión pública, el estallido de la Guerra de Corea en junio de 1950 le valió la legitimidad necesaria como para poder gozar de los poderes suficientes y prolongar así la elaboración de listas incriminatorias que, en muchas ocasiones, se basaban en evidencias insuficientes como el historiador Mark Solomon o los psicólogos Leon Kamin, Wilhelm Reich entre tantos otros.
Con este antecedente, los principales estudios
cinematográficos aprobaron la Declaración de Waldorf para apoyar el macartismo.
Muchos de los integrantes de aquellos llamados "disidentes" -los Diezde Hollywood- se negaron a declarar ante la HUAC y fueron acusados y encarcelados
por desacato; luego, también atravesaron su particular purgatorio profesional.
El Comité de Actividades Antiamericanas (HUAC,
en sus siglas en inglés), una comisión de senadores reaccionarios, liderados
por Joseph McCarthy y ejecutada por J. Parnell Thomas, inició una caza de
brujas dentro de la industria cinematográfica que expulsó de sus oficios a
cineastas, guionistas y actores durante años.
Dicho Comité –un órgano no legislativo ni
judicial- emprendió una purga censora de todo aquel que mostrara indicios
-ciertos o no- de tener una ideología contraria al capitalismo. La muesca
mediática de aquello fue la famosa Lista Negra de Hollywood o los Diez de
Hollywood, formada por cineastas y guionistas, como Dalton Trumbo, Lester Cole,
entre otros, a los que luego se sumaron, en listas posteriores, Bertolt Brecht
o Charles Chaplin, por citar eminentes nombres del cine
Muchos actores, guioniostas y directores que se postularon en la resistencia civil: "Les habla Humphrey Bogart. Hemos estado sentados en la sala del comité, escuchado. Nos dijimos: esto no puede estar sucediendo aquí. Hemos visto como los representantes electos del pueblo negaban el derecho a hablar a ciudadanos estadounidenses".
En EEUU existía libertad de credo y creencia
en Estados Unidos y que ser o pertenecer al Partido Comunista no era ilegal. No
importaba, la caza de brujas caló aún más en el seno de Hollywood. "La
utilización del término `purgar´ indicaba que EE UU había incorporado ahora una
táctica estalinista para eliminar a los enemigos políticos. Además se daba por
sentado que el comunismo era ilegal, lo cual concedía al Comité una potestad
legal de la que ni siquiera gozaba el Congreso".
Aún así, McCarthy necesitaba ampliar sus listas negras, de ahí que muchos profesionales del cine se vieran obligados a delatar a colegas, bajo el paraguas de "testigos favorables". CARY GRANT por ejemplo, forzado en un interrogatorio pernicioso, daba nombres. Grant, mientras rodaba "Sólo ante el peligro", también declaraba ante la HUAC. En este estado de cosas, los actores "marcados" no podían esconder su cara ante la cámara y se quedaron sin empleo. Sin embargo, fueron los guionistas los únicos que pudieron trabajar escondidos bajo seudónimos tapadera. El caso más paradigmático fue el del mismísimo Dalton Trumbo que en esa época fue más prolífico que nunca. Robert Rich, su tapadera, ganó incluso un Óscar en 1957 por el guión de "El bravo".
El macartismo terminó por caer por su propio peso tras injuriar al Cuerpo de Señales del Ejército de los Estados Unidos, al acusarle de supuestas infiltraciones comunistas en 1954. La denuncia de McCarthy, además de infundada, derivó en filtraciones que mostraron al mundo la brutalidad presente en sus métodos de intimidación en los interrogatorios, lo que acabó por colocar a la opinión pública en su contra y que aceleró su censura en el Senado de los Estados Unidos.
Sin embargo, sus efectos quedaron arraigados
en la sociedad estadounidense, reduciendo el pluralismo político americano a
mínimos históricos y estableciendo un clima de desconfianza mutua que acabó por
cronificarse. Desde un punto de vista más institucional, se puede llegar a
argüir que el macartismo permaneció en realidad en un largo letargo. Durante la
guerra al terror, iniciada tras los atentados del 11-S, el gobierno de los
Estados Unidos resucitó algunas de las viejas prácticas: desde cientos de
detenciones preventivas, escuchas telefónicas y redes de espionaje hasta la
privación de derechos básicos y libertades fundamentales, como bien explicó
David Cole, académico e investigador por la Universidad de Georgetown, en su
artículo The New McCarthyism.
La historia nos demuestra que solo es necesario un enemigo incierto, una suerte de fantasma merodeador e impreciso, para que se vuelva a desatar la histeria colectiva y se cercenen sin tapujos las mismas libertades civiles e individuales.
Toda esta etapa ha tenido su reflejo y explicación tanto en la novel·la, el teatro y por supuesto en el cine.
Las
Brujas de Salem
Decía el dramaturgo Arthur Miller que los
procesos de Salem fueron el resultado de la implantación de una suerte de
teocracia motivada inicialmente por fines benévolos. Entre sus objetivos
prevalecía sobre todo la salvaguarda de la unidad comunitaria de Salem contra
cualquier tipo de resquebrajamiento provocado por enemigos –materiales o
ideológicos– que pudiera derivar en su parcial o absoluta destrucción.
Las consecuencias son de sobra conocidas. Así,
la obra de Miller, Las Brujas de Salem (Tusquets), es una crítica mordaz contra
una de las mayores cazas de brujas –en su sentido figurado– de la historia de
los Estados Unidos: el macartismo, el mayor caso de vigilancia masiva en la
historia de Estados Unidos del siglo XX motivado por el senador republicano
Joseph McCarthy, quien hizo de su carrera una persecución de presuntos
comunistas que acabó saboteando a numerosos intelectuales.
Solo
ante el peligro (1952)
El director del western, Fred Zinnemann no fue
demasiado claro sobre las intenciones políticas del filme. Pero la personalidad
del guionista Carl Foreman, que fue citado por el Comité de Actividades
Antiamericanas y se trasladó al Reino Unido después de ser vetado por la
industria, da pistas de la sensibilidad detrás de la ficción, que además
incluía un apunte antiracista. Posteriormente, el ultraconservador John Wayne protagonizó Río Bravo como respuesta a una obra que consideraba “antiamericana”
no solo por sus posibles connotaciones antimacartistas, sino también por su
protagonista angustiado y alejado del estereotipo de héroe individual y
todopoderoso.
Solo ante el peligroEl marshal de una pequeña localidad, Will Kane, acaba de dimitir para casarse e iniciar una nueva vida en otro lugar, cuando le anuncian que una banda de malhechores va a atacarle. Por una mezcla de responsabilidad (no quiere dejar el pueblo sin su correspondiente agente de la ley) y miedo (no considera que esté a tiempo para huir eficazmente), vuelve al pueblo para liderar un grupo de hombres armados. La narración, que transcurre en tiempo real, enfatiza su búsqueda infructuosa de aliados. La comunidad abandona al hombre perseguido.
Llegó
del más allá (1953)
La película, basada en un relato de RayBradbury, prefigura, con algunas diferencias, uno de los aspectos más
característicos de La invasión de los ladrones de cuerpos: la sustitución de
humanos por réplicas extraterrestres. La contemporánea Invasores de Marte
seguiría un camino similar, mezclando el desencaje infantil en el mundo adulto
con la habitual representación hollywoodiense del comunista como ser gélido y
antisentimental, fuese por vocación propia o por mecanismos de control mental.
Llegó del más allá incorpora un matiz
importante: el otro, el diferente, no es necesariamente un enemigo. El mismo
astrónomo tiene algo de outsider en su localidad: se le señala por vivir en una
casa apartada y no relacionarse demasiado con la comunidad. Y sí, los
extraterrestres del filme son desapasionados, pero no son malvados. Solo desean
una tregua que una turba violenta está a punto de dinamitar.
Filón
de plata (1954)
El veterano Allan Dwan firmó una especie de
versión de Solo ante el peligro condimentada con las especias propias de la
serie B. Aquella ya era una narración concisa (82 minutos), pero dedicaba
tiempo a crear atmósferas de frustración y soledad del protagonista.
De nuevo, nuestro héroe está casándose en un
día festivo, de nuevo vienen a buscarle. Pero en esta ocasión él no es un
sheriff respetado, sino un vecino ejemplar de pasado enigmático; sus
perseguidores no son una banda de malhechores, sino unos presuntos agentes
federales. Hay que entender como un gesto malicioso que el líder de estos se
apellide McCarty, apellido casi idéntico al del entonces en boga senador
republicano Joseph McCarthy, vehemente líder espiritual del macartismo.
Las imágenes de persecución masiva, con casi todo el pueblo volcado en asesinar a un falso culpable, confiando a ciegas en la palabra de un teórico agente gubernamental, prefiguran las icónicas correrías del hombre asediado de La invasión de los ladrones de cuerpos. La resolución rebosa ironías múltiples, ingeniosas intervenciones femeninas incluidas, y el filme concluye con un gesto de desdén que remite a Solo ante el peligro: con sus sospechas y su obediencia, la comunidad ha mostrado su verdadera cara.
La
invasión de los ladrones de cuerpos (1956)
Este clásico del cine fantástico tiene todo el
potencial para ser una advertencia sobre la caza de brujas. Una pequeña y
apacible localidad estadounidense, un aparente paraíso del american way of
life, se convierte en una pesadilla para un reducido grupo de personas que
comienzan a verse acechados por el resto del pueblo. El relato también es apto
como cuento anticomunista, con su historia de infiltración paulatina
protagonizada por foráneos de pensamiento desapasionado y colectivo que
sustituyen a los americanos de bien.
Ni siquiera los mismos creadores del filme se ponen de acuerdo en sus intenciones. El guionista, Daniel Mainwaring, afirmó que criticaba el macartismo. El autor del texto original y el protagonista del filme no le veían una ideología concreta. Y su director, Don Siegel (Fuga de Alcatraz), lo definía como un cuento contrario a todo autoritarismo. La sensibilidad libertaria de Siegel evolucionaría posteriormente hacia posiciones muy inquietantes en la mencionada Harry el Sucio.
Un buen
día para una ejecución (1959)
Un buen día para una ejecución Cuando se
estrenó Un buen día para una ejecución, el senador McCarthy había muerto tras
ser desacreditado por su histrionismo. La agitación podía haber disminuido,
pero las listas negras y la exclusión de los disidentes seguían activas. En ese
contexto, este filme parece sugerirnos que el macarthismo no estaba tan mal,
que quizá se estaban cayendo en excesos garantistas al cuestionar la caza de
brujas. El resultado puede considerarse un alegato reaccionario contra la
presunción de inocencia, la duda razonable y la participación ciudadana en los
asuntos públicos.
En algunos aspectos, la película invierte lo
relatado en Filón de plata: del inocente convertido en falso culpable se pasa
al culpable convertido en falso inocente. En el transcurso del atraco a un
banco, uno de los ladrones mata al marshal local. Ben Cutler, el hombre que se
convertirá en marshal accidental, es testigo de ello, le hiere, le captura y se
opone al linchamiento inmediato del reo. Pero la labor de defensa que acomete
un astuto abogado, junto con la conducta lastimera del joven criminal, hace que
cambien las tornas: la comunidad comienza a dudar del héroe y a creer al
acusado, hasta el punto de iniciar una solicitud de clemencia.
Sin la contrucción de atmósferas de Solo ante
el peligro ni el ritmo trepidante de Filón de plata, Un buen día para una
ejecución aparece como un western algo moroso y melodramático. Ante la censura
(vigente hasta 1968) y la dinámica represiva de la industria, los autores con
intención crítica tenían que jugar con las ambiguedades y los sobreentendidos.
Los responsables de este filme podían hablar más claro: hay que confiar en las
autoridades y no entrometerse. El final era, por supuesto, feliz: resarcimiento
del marshal, reconciliación de la comunidad y retorno a la confianza ciega en
el sistema.
El mensaje se resume, de manera un poco
bochornosa, en boca de un niño que afirma que, cuando sea mayor, hará “lo que
deba hacer, como tú, aunque todo el mundo esté en mi contra también”. La razón
del héroe individual, del proveedor de seguridad, debe prevalecer sobre el
criterio de aquellos a quienes protege. Todo ello dentro de un contexto general
de recelo de la democracia y de la política representativa: el letrado
manipulador es un aspirante a cargo público, y el gobernador condona la pena de
muerte del acusado por intereses electorales.
Espartaco (1960)
Espartaco es “algo más” que una película de
romanos y una de las más importantes de la época del péplum. Es catalogada por
muchos como una película de un alto carácter marxista, donde los gladiadores
luchan unidos por su libertad contra la tiránica República romana, que los
esclaviza y los obliga a luchar hasta la muerte por la diversión del pueblo
romano.
La película está basada en la novela Espartaco
(1951) de Howard Fast, que era un miembro del Partido Comunista de los Estados
Unidos.
También tenemos que destacar al guionista de
la cinta, Dalton Trumbo, conocido pacifista y acusado por el macartismo de ser
“de izquierdas”. Fue incluido en la lista negra de Hollywood, entre «Diez de
Hollywood», y terminó exiliado aunque pudo continuar trabajando bajo seudónimo.
(Os recomiendo nuestro artículo ‘Caza de Brujas, la lista negra del cine
americano‘)
El propio Kid Douglas insistió en que Trumbo apareciera en los créditos de la película, un claro desafío al macartismo que estaba dando sus últimos coletazos.
LA
TAPADERA (1976)
Sin duda, la película gana su atractivo por la
presencia de Woody Allen, quien en esos años estaba viviendo uno de los mejores
periodos de su carrera.
la_tapadera_caza_de_brujas_cine Película en
clave de humor que nos relata como en plena caza de brujas por parte del
senador McCarthy, Howard Prince, un cajero de supermercado sin convicciones
políticas, adopta la autoría de guiones de varios guionistas estadounidenses
que se encontraban en las listas negras.
Candidata al Oscar a mejor guion original, fue la primera película de una de las grandes productoras clásicas, la Columbia Pictures, que denunció seriamente este asunto.
PUNTO
DE MIRA (2000)
Se trata de una coproducción entre España y
Reino Unido, centrada en la caza de brujas del senador McCarthy. Dirigida y
escrita por Karl Francis, la película relata la carrera del director cinematográfico
Herbert J. Biberman, quien fue inscrito en una de las listas negras, sobre todo
por su trabajo «La sal de la tierra» (1954).
El filme comienza años atrás de que Biberman
se convirtiera en uno de los diez de Hollywood; en 1937 su esposa, Gale Sondergaard
gana el premio a la mejor actriz de reparto y a partir de ahí nos narra la
trayectoria de este director hasta sus problemas por ser acusado de comunista y
tener que comparecer ante el Congreso.
«La sal de la tierra» (1954) muestra la historia de una huelga de mineros en el estado de Nuevo Mexico. Además de los problemas que acarreó su argumento, la película se convirtió en un semidocumental en el que participaron personajes reales, por lo que no es de extrañar que la película llevara a la lista negra a varios trabajadores del equipo.
BUENAS
NOCHES Y BUENA SUERTE (2005)
George Clooney se puso detrás de las cámaras
para dirigir esta notable película con la que realizó su homenaje a las
víctimas de la caza de brujas.
Narra el enfrentamiento, en defensa del
periodismo independiente, que mantuvo el periodista y presentador de la CBS,
Edward Murrow, junto con su productor Fred Firendly (con el que Clooney también
se pone delante de la cámara) contra el senador McCarthy.
Los hechos tienen lugar en 1953 en los que el
periodismo televisivo estaba aún naciendo. Gran parte de la acción se
desarrolla en la sala de noticias de la cadena CBS, donde el presentador Murrowdesafía las las tácticas utilizadas como descrédito por Joseph McCarthy durante
su cruzada para acabar con presuntos elementos comunistas en el gobierno y en
otros ámbitos como el cultural.
Murrow se juega su reputación y trabajo al
defender a un joven que es despedido de las Fuerzas Aéreas, sólo por las ideas
políticas e su hermana y por el mero hecho de que su padre esté subscrito a un
periódico serbio.
Comienza así un efrentamiento contra el
senador, que fue clave en el declive del Macartismo y puso en relieve la
importancia de la televisión para la formación de la opinión crítica del
público.
El filme, cuyo título deriva de la frase con
la que el presentador Murrow despedía sus programas, obtuvo, en general buenas
críticas y fue nominado a seis premios Oscars y a 4 Globos de Oro.
TRUMBO.
LA LISTA NEGRA DE HOLLYWOOD (2015).
Una de las últimas aproximaciones a la caza de
brujas vivida en Hollywood, que se centra en la figura del prestigioso
guionista Dalton Trumbo. Este escritor estuvo detrás del guión de películas tan
recordadas como «Vacaciones en Roma» (1953) y fue el encargado de adaptar el
guión de «Espartaco» (1960).
Afiliado al Partido Comunista, Dalton Tumbo
pasó de ser el guionista mejor pagado de Hollywood a no poder trabajar y tener
que pasar una temporada en la cárcel, debido a sus ideas políticas.
Siguió trabando bajo seudónimo y para productoras
de serie b; siempre mostrándose combativo frente a la postura anticomunista que
tantos estragos le había causado tanto él como a sus compañeros de profesión.
La película nos muestra su particular modo de
trabajo, así como la relación con su familia, quien también sufrió los
problemas de la caza de brujas y del peculiar modo de ser de Trumbo.
También encontramos el atractivo de ver a
estrellas del cine que tuvieron algo que ver con el escritor. Un John Wayne
anticomunista y muy conservador, un serio Otto Preminger y un simpático y
alegre Kirk Douglas.
Cuenta con la camaleónica interpretación de un
Bryan Cranston en auge, que es capaz de transmitir buena parte de lo que Trumbo
tuvo que sufrir al ser uno de los diez de Hollywood. Contó, en general, con buenas
críticas y consiguió nominaciones a los premios más prestigiosos.
Estas han sido algunas de las películas que
han ilustrado este aciago periodo para el cine estadounidense. Sin embargo, no
todas las películas han venido a reivindicar la figura de estos artistas
tratados con injusticia.
Fuentes:
https://www.bbc.com/mundo/noticias-48261587
https://www.pagina12.com.ar/374041-dalton-trumbo-y-la-dignidad-de-robert-rich-la-trama-de-perse
https://www.espinof.com/proyectos/el-i-mccarthismo-i-o-la-caza-de-brujas-en-hollywood
https://www.muyinteresante.es/historia/31868.html
https://www.catalunyavanguardista.com/dalton-trumbo-y-la-caza-de-brujas-en-los-estados-unidos/
https://www.telesurtv.net/news/macarthismo-caceria-brujas-joseph-mccarthy-eeuu-20191130-0021.html
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