En un ambiente donde la pobreza, represión y
vulneración a la infancia eran pan de cada día, Alicia Vega comenzó su misión
de enseñanza y transformación social con talleres de cine para niños y niñas
vulnerables, quienes en su vida habían visto una proyección cinematográfica.
Cortes de luz, represión y miedo, era el
contexto donde la docente e investigadora, Alicia Vega, comenzaba sus talleres
de cine para niñas y niños de sectores marginales. Una labor que comenzó en
dictadura y que continuó durante 30 años, con el propósito de que el cine no
fuera solo una forma de entretención, sino una oportunidad de aprendizaje y
transformación frente a la adversidad que vivía y vive la infancia vulnerable.
Visionado de películas, clases sobre cine,
elaboración de objetos artesanales que mezclaban la imagen y el movimiento y
hasta exposiciones artísticas, fueron las actividades que llegaron a más de
6.500 niños y niñas de sectores marginales.
“Nos interesa que pongan si han ido alguna vez
al cine (...) si han ido al cine, anoten la película que vieron”, solicitó la
docente e investigadora, Alicia Vega. “No”, “nunca”, “no he visto”, fueron las
respuestas de las y los niños de la población Lo Hermida en 1987. La mayoría
nunca había pisado una sala de cine, sin embargo, la cineasta entendía esta
situación no como un hecho aislado, sino como una desigualdad que debía ser
combatida.
Todos los sábados a las 10 de la mañana,
durante seis meses, en una capilla, se juntaban decenas de niños y niñas para
asistir a los talleres de cine en plena dictadura. “Nos interesa que el niño
que no ha visto ninguna película, porque no ha ido nunca a un cine, sepa que de
aquí en adelante eso no importa”, eran las palabras que daban comienzo al único
taller registrado en el documental “Cien niños esperando un tren” del director
Ignacio Aguero.
Lo que permitió que los talleres de cine
pudieran realizarse en un contexto de represión y vulneración de derechos fue
que “no tenía ninguna importancia para nadie el trabajo que hacíamos en las
poblaciones. A veces se cortaba la luz en la población, pero esas eran
represiones que había regularmente. Pero nosotros estábamos precavidos:
teníamos un cable enorme de muchos metros para sacar luz de la población
vecina”, recordaba Alicia Vega en una entrevista para el Diario y Radio
Universidad de Chile en 2017.
En un panorama tan adverso, “los talleres
fueron un aporte importante en la vida de cada uno, porque les permitió
recuperar su infancia”, destacó Alicia Vega para el portal web Educarchile.cl.
“Sé que la violencia vuelve y la pobreza se mantiene, pero también sé que el cine es una de las experiencias más arrebatadoras que existen. Allí en la oscuridad de la sala, junto a otros seres semejantes, me emociono con la belleza de ciertas imágenes. Ser testigo de cómo los niños sienten estas mismas vivencias ha sido una de las mayores alegrías que he tenido” escribe Alicia Vega en la introducción del libro “Taller de Cine para Niños”, publicado en 2012.
Fueron 30 años donde realizó 35 talleres, cada
uno con una duración de más de cinco meses y donde más de 6.500 niñas y niños
participaron de la iniciativa. El contexto histórico cambió, pero el acceso a
la cultura sigue siendo un problema latente. “Al niño hay que atenderlo en su
complejidad, porque no solo es una maquina de recepción de conocimientos. Tiene
que haber un desarrollo no solo de su inteligencia, sino de su creatividad”,
advertía la investigadora en un conversatorio de Punta Arenas el año 2015.
En este sentido, el problema ya no es que las y los niños no tengan acceso alguno a la cultura, sino en cómo se está permitiendo y valorando este acercamiento a las artes y cómo este se vuelve aún más complejo en contextos marginales.
“Yo le di a niños que no tenían nada, algo que para mí era muy natural entregarlo y que para ellos fue una fuente de crecimiento”, destacó la investigadora en el conversatorio de Punta Arenas.
Hace ya cinco años se realizó el último Taller
de Cine para Niños, una herencia y lucha de tres décadas que sin duda
trascenderán en la historia, porque Alicia Vega no llevó simplemente el cine a
las poblaciones, sino que llevó el arte y la cultura a miles de niñas y niños
que han sido privados del acceso a este derecho humano.
Ignacia Oyarce Ponce
El Mostrador
Ignacia Oyarce Ponce 29 diciembre, 2020
"Taller de Cine para Niños", Población Lo Hermida (1987).
https://es.wikipedia.org/wiki/Cien_ni%C3%B1os_esperando_un_tren
https://radio.uchile.cl/2015/09/29/gracias-por-la-imagen-maestra/
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