Las tarjetas de aguinaldo

Se considera que la primera tarjeta de Navidad se editó en 1843 por iniciativa de un editor inglés, Henry Cole, que encargó unos dibujos que luego imprimió y remitió a sus amistades.   Con el paso del tiempo su idea fue calando y se generalizó su empleo en Gran Bretaña y otros países europeos. El exito fue a nivel mundial y ha llegado hasta nuestros días .Sin embargo, con anterioridad a esa fecha, se tiene constancia en España de una primera felicitación navideña, pero con fines recaudatorios  impresa en 1831, fue obra de los repartidores del Diario de Barcelona. En 1931 decidieron imprimir unas postales de felicitación para que fuesen entregadas en mano por los repartidores a los suscriptores de este periódico,  parece ser que la idea de recibir una felicitación impresa por parte de los trabajadores del rotativo tuvo una buena acogida entre los lectores, que agradecían el detalle a los repartidores a través de un aguinaldo. 

Sin embargo, el fin de la misma era diferente. No se pretendía desear una feliz pascua a amigos o familiares, en este caso, los trabajadores las repartían con la intención manifiesta de recibir el aguinaldo. Esta costumbre fue derivando en una práctica incómoda y terminó por desaparecer a mediados del siglo XX.

El aguinaldo se remonta, según dicen los expertos, a la antigua Roma y a los primitivos pueblos celtas que tenían la costumbre de intercambiarse regalos con motivo del año nuevo para invocar los mejores augurios. Con el tiempo se convirtió e una retribución, en especie o monetaria, que los patronos entregaban a sus empleados.

La llegada de la cromolitografía al mundo de las artes gráficas, a partir de mediados del siglo XIX, inunda de color las modestas  felicitaciones que cada año mandaban imprimir los servidores públicos . Las felicitaciones de los trabajadores de oficios públicos eran repartidas por éstos con la intención de obtener una gratificación en estas Fiestas sobre todo, hacia aquellas personas o empresas con las que se tenia un contacto diario y a la que se le prestaba mas de un favor, en los servicios cotidianos. Serenos, panaderos, lecheros, electricistas, aprendices, barberos, repartidores de periódicos y otros trabajadores felicitaban las Pascuas por medio de tarjetas con una estética propia muy característica.

En la mayoría de las tarjetas destaca la figura del trabajador con uniforme de gala, como en el caso del sereno, o con atuendo de trabajo mientras desempeñan las tareas propias de su oficio; en un segundo plano aparecen escenas de la Navidad.

Las fórmulas o frases de felicitación son casi siempre las mismas y están impresas o estampadas en el anverso de la tarjeta: “El cartero felicita a usted las Pascuas de Navidad” o “El farolero les desea Felices Navidades”; mientras que el texto en verso con el que el trabajador pide el aguinaldo hace referencia a las peculiaridades de cada oficio y está impreso en el verso de la tarjeta.

La Biblioteca Nacional ha digitalizado muchas de estas tarjetas en su web, lo cual es una oportunidad no solo para admirar el diseño de estas décadas sino también para conocer algunos oficios que hoy ya no existen en las ciudades, y costumbres de Navidad que ya no son exactamente igual.

Farolero

Cuando el alumbrado de las ciudades funcionaba a gas, era el encargado de ir prendiendo las farolas para permitir que las calles estuviesen iluminadas por la noche.

Carretero

El carretero hacía trabajos de transporte en un carro guiado por un caballo. Su oficio no debía ser fácil, como nos recuerda con bastante intención en la felicitación navideña…

Lampista

La palabra lampista hacía referencia a todos los oficios relacionados con los metales no nobles (para diferenciarlos de los joyeros). Con la llegada del agua corriente y el gas a las casas, en muchas regiones de España esta palabra pasó a denominar lo que en otras se llama fontanero.

Dependiente

Los dependientes de tiendas, peluquerías, chocolaterías y demás también tenían sus felicitaciones, en muchos casos más genéricas para que pudieran servir en cualquier tipo de establecimiento, o personalizadas para peluquerías como vemos en la imagen.

Lechero

Antes de que la leche se uperizase y existiesen los bricks de cartón, la gente solía comprar la leche a diario en las lecherías o vaquerías que había en las propias ciudades, con su vaca y todo. El lechero ordeñaba la vaca, despachaba la leche o la repartía a los clientes. Y claro, no se quería quedar sin aguinaldo.

Cartero

El oficio de los carteros no ha cambiado tanto, aunque hoy más que cartas nos traen compras de Amazon. Como detalle, es interesante ver el punto de modernidad con el tren y el avión al fondo.

Droguero

El dependiente de la droguería también tenía sus propias tarjetas navideñas. Aunque hoy lo de droguero suene a camello, otro animal muy navideño.

Camarero

Los sufridos camareros también tienen derecho a su aguinaldo. Y eso que en esta época aún no tenían que soportar las cenas de empresa.

Fuentes:

 https://lacabezallena.com/diseno/el-redactor-les-desea-felices-fiestas/

https://lasevillaquenovemos.com/2011d/agi.html

http://hispanismo.org/geografia-y-etnografia/14473-tarjetas-de-aguinaldo-y-oficios.html

https://www.preguntameporladolores.com/el-origen-de-las-tarjetas-postales-de-navidad/

https://www.revistadearte.com/2008/12/15/belenes-de-papel-en-casa-de-vacas/

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