El buen fotógrafo es el que miente bien de verdad. - Joan Fontcuberta





La objetividad es un mito, por tanto no podemos sino mentir, entendiendo la mentira en un sentido extramoral, porque la fotografía puede ser verosímil pero no verdadera.” Si esa mentira es extramoral es inevitable, lo importante será entonces el sentido que le demos.
Joan Fontcuberta Villà (24 de febrero de 1955, Barcelona) es un artista, docente, ensayista, crítico y promotor de arte español especializado en fotografía.
Como promotor de eventos relacionados con el arte fotográfico, organizó las Jornadas Catalanas de Fotografía, en 1979, y en 1982, colaboró en la constitución de la Primavera Fotográfica de Barcelona. En 1984, fue el comisario de la exposición Idas y Caos. Vanguardias fotográficas en España 1920-1945. En 1996 fue nombrado director artístico del Festival Internacional de Fotografía de Arlés.
Su extensa obra fotográfica se caracteriza por el uso de herramientas informáticas en su tratamiento y su presentación de manera interactiva con el espectador. Al igual que otros artistas contemporáneos, representa una visión crítica de la realidad, las verdades fotográficas. La obra de Joan Fontcuberta se inscribe en una línea crítica de la concepción de la fotografía como evidencia de lo real. Muchos de sus trabajos versan sobre el “poner en duda” la verdad que se le otorga a las imágenes fotográficas. Se posiciona en una línea de cuestionamiento y duda hacia la veracidad de la imagen fotográfica.

Joan Fontcuberta lleva experimentando con la fotografía y sus lenguajes más de 40 años. Redes sociales, móviles, saturación de imágenes… Es un investigador sagaz y un comunicador excepcional. Joan Fontcuberta lleva 40 años cuestionando los límites entre lo verosímil, lo veraz y lo posible, siendo una referencia internacional en el mundo del arte. “(…) Toda fotografía es una ficción que se presenta como verdadera. Contra lo que nos han inculcado, contra lo que solemos pensar, la fotografía miente siempre, miente por instinto, miente porque su naturaleza no le permite hacer otra cosa. Pero lo importante no es esa mentira inevitable, lo importante es cómo la usa el fotógrafo, a qué intenciones sirve. Lo importante, en suma, es el control ejercido por el fotógrafo para imponer una dirección ética a su mentira. El buen fotógrafo es el que miente bien la verdad (...)” (Fontcuberta, 1997)
Las imágenes son pantallas que median entre nosotros y la realidad. De ahí que, en un sentido político, las imágenes sean agentes formateadores de la conciencia. La saturación icónica actual nos lleva a la paradoja de que las imágenes ya no se limitan a representar la realidad sino que se convierten en realidad misma. 

Hoy vivimos en la imagen, y en esa situación es responsabilidad del artista no incrementar la polución visual, sino justamente contribuir a una pedagogía de la supervivencia en la imagen.
Hace tiempo que diversos teóricos reclaman una ecología visual. La masificación no nos lleva a la hipervisibilidad y a la transparencia como con candidez podría pensarse sino a estrategias distintas de control de la información, habitualmente orientadas al consumo y propaganda: ante el exceso de imágenes hemos de identificar más que nunca cuáles son las que faltan; y, por otro lado, hay que tener presente que no todas las imágenes tienen el mismo valor.

La fotografía, más allá de las características de sus procedimientos, encapsulaba una experiencia visual caracterizada por los valores decimonónicos de la cultura tecnocientífica y de la revolución industrial. Valores como la verdad y la memoria constituían su andamiaje ideológico. Cuestionar este discurso autoritario ha sido el mayor reto de su obra. Con la fotografía no se puede hablar de verdad, sino de interpretaciones, de puntos de vista. Cuando se desvincula de esos valores para abrazar otros, como la comunicación y la conectividad, se desnaturaliza de sus esencias y se convierte en otra cosa.

Fontcuberta habla de las redes sociales, del móvil y de cómo de equívocas son las imágenes en la cultura digital. Entonces, ¿nada es real? ¿Todo es mentira? «Hoy somos partidarios de creer que la realidad y la ficción, o sea, la realidad y el arte, se funden. No son extremos opuestos, sino necesarios para darse sentido el uno al otro. Lo explica muy bien Zizek cuando, refiriéndose a la película Matrix, dice que las ficciones estructuran nuestra realidad, y que si eliminamos de la realidad las ficciones simbólicas que la regulan, perdemos la realidad misma«. Con cada frase, traslada una lógica aplastante y una incertidumbre considerable. Uno se queda pensando si todo es una gran trampa; si este artista supone el gran triunfo de la paradoja. Su mensaje es claro: mirad la realidad con ojos críticos, poned freno a la fe en el poder constituido.
Su obra ha sido adquirida por colecciones públicas, especialmente de Estados Unidos, Alemania, Francia, España y Argentina como el Centro Pompidou de París; el Museo Metropolitano de Arte y el Museo de Arte Moderno de Nueva York; el Art Institute de Chicago; el Museum für Kunst und Gewerbe, Hamburgo; el I.V.A.M. de Valencia y el Museo de Bellas Artes de Buenos Aires.

En 1998 obtuvo el Premio Nacional de Fotografía del Ministerio de Cultura de España. En 2011 obtuvo el Premio Nacional de Ensayo Premio David Octavious Hill por la Fotografisches Akademie GDL de Alemania en 1988, Chevalier de l'Ordre des Arts et des Lettres por el Ministerio de Cultura en Francia en 1994, Premio Nacional de Fotografía, otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España en 1998 y Premio Nacional de Ensayo en 2011 que concede el Ministerio de Cultura por su obra 'La cámara de Pandora'. En 2013 ganó el Premio Internacional de Fotografía Hasselblad.
Fuentes:
http://www.paulajuan.com/blog/?s=Fontcuberta

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