Perdí el misterio, la locura
la carta del ángel, la sonrisa del niño. La cama de los padres, el niño babea, hermano de Ahab, el adusto gesto del filósofo, ya piense o yazga carnal, en el serio pasear, sin rostro, un apenado romántico, las manos a la espalda y el negro gabán, en las vastas auroras del jardín y el olvido. Perdí el misterio y el dedo meñique, y escribir tu nombre, la capacidad en la tierra embarrada, el genio libre. Amor, ¿cómo abrazarte si mis manos espadas, mis dientes miradas, que mato y muerdo en la Plaza Mayor de Aranda? Lo dicho, perdí el misterio, las ciudades y el consuelo, me queda el exilio en tu nombre, tan vasto si jardín en la aurora, en ti, tú, ángel val(i)ente
José Manuel Prado Antúnez
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Comentarios
Bello y lleno de la nostalgia del que sabe lo que es poseer el misterio.
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