José Luis Úriz y Pedro Sánchez |
No resulta un título con intenciones
peyorativas, sino significa simplemente una alusión a esta popular frase que se
emplea cuando alguna persona nos sorprende, generalmente para bien, después de
acciones o comportamientos inesperados.
Esa misma frase se está repitiendo en las
mentes de muchas gentes de nuestro país referida en esta ocasión a PedroSánchez. Desde que hace un mes despertó de su letargo con su inesperada visita Portugal, como aviso de que estaba por un gobierno parecido aquí, no ha dejado
de sorprendernos.
Pedro Sanchez y António Costa |
Después se han sucedido los movimientos
sorprendentes; acuerdo con ERC y DyL para permitirles grupo propio en el Senado
que sonaba a pacto de su abstención en una hipotética investidura, su
conversación, de la que por cierto apenas han trascendido los términos, con el
nuevo President de Catalunya, Carles Puigdemont, o la foto posterior con Andoni Ortuzar ganándose el voto afirmativo de PNV, auguraban igualmente una
distensión con la periferia.
Habían caído también en la trampa diseñada por
un chico corriente. Que Podemos eliminara las líneas rojas planteando
implicarse en un gobierno de coalición, era el mejor premio que podía recibir
su audacia. Habría sido terrible situarse un una posición de que sólo le
apoyaran para la investidura quedándose fuera ziriqueando, criticando cada
decisión tomada por su gobierno.
Un gobierno de coalición, un Gobierno del
Cambio como les propuse denominarlo en los sendos escritos que les envié a
ambos la semana pasada con éxito según parece, supone convertirse en
corresponsables de los aciertos y también de los errores, sufrir en propias
carnes el desgaste del poder en momentos de crisis, las presiones que seguro va
a sufrir por parte de los poderes fácticos y de Bruselas. Es una inmejorable
noticia para Pedro Sánchez y a demás con el añadido de la torpeza de la puesta
en escena, sus continuos desprecios de nuevos ricos, que le sitúa como víctima
de los ataques de derecha e izquierda y
ya se sabe que en este país el victimismo vende.
Sólo le quedaba desbloquear la situación
interna y nuevamente vuelve a sorprender con dos movimientos que desactivan a
la poderosa maquinaria de sus enemigos. Logra un consenso para la fecha del
próximo Congreso del PSOE, atando que la elección de Secretaría General sea por
primarias que aún no quedaba claro y plantea que cualquier acuerdo de gobierno
deberá ser refrendado por las bases del partido, por las afiliadas y afiliados.
Consciente como es que la inmensa mayoría
reniegan de cualquier movimiento que permita al PP, sea Rajoy o no, seguir enla Moncloa y tampoco desea nuevas elecciones en las que los socialistas saldrán
más debilitados aún ha sido un movimiento genial que ha dejado a barones y
baronesas perplejos.
De acuerdo en que ese referéndum no es
vinculante pero alguien en su sano juicio cree que con una abrumadora mayoría a
favor de ese Gobierno del Cambio el Comité Federal va a votar algo diferente?
No es vinculante pero si va a ser decisivo.
Ahora queda lo más difícil, llegar a acuerdo
con Podemos y cerrar definitivamente los votos favorables de IU y PNV, más la
abstención, que no parezca pactada, de ERC y DyL. ¿Difícil, pero imposible? No,
evidentemente no, posible, asequible.
Si a PSOE, Podemos e IU les une el 99 % del
programa social por qué no intentarlo y conseguirlo? ¿Por qué condenar a su
base social a cuatro años más de sufrimiento? Cierto es que ese Gobierno del
Cambio no podrá hacer milagros, que la crisis no desaparecerá con él, ni las
injusticias, ni el paro, pero lo que si resulta seguro es que se paliarán, que
al menos tendrán un tratamiento más justo, más humano, más cercano. Que además
la praxis política sufrirá la profunda regeneración imprescindible, que exige
nuestra sociedad.
Pablo Iglesias y sus boys tienen la obligación
moral, ética, de ponérselo fácil, de no poner más palos en las ruedas,
bastantes le ponen ya nuestros enemigos. La responsabilidad es de ambos, sí,
pero es tiempo de estadistas, de gentes con la altura de mira propia de la
izquierda, de audacia como la suya, pero también imaginación y dosis ingentes
de generosidad y ahí Podemos debe hacer su catarsis correspondiente. No se
puede ofrecer un pacto y al mismo tiempo sacudir estopa a tu futuro socio un
días sí y el otro también.
Pedro Sánchez nos ha demostrado a todos que
efectivamente “parecía tonto” pero no lo es, que está dispuesto para el cambio
y además es consciente de que es su única, su última oportunidad de seguir en
política, de hacer historia, de convertirse en un Presidente para ser recordado
por las generaciones venideras. Es su momento, es el momento de la izquierda y
ni podemos, ni debemos desaprovecharlo, sería una gravísima irresponsabilidad
una traición a nuestra gente.
José Luis Úriz Iglesias
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