En las últimas semanas de 1976 y a lo largo del mes de Enero de 1977, se produjeron numerosos actos de violencia que iban a condicionar el pulso del proceso democrático. Atentados que parecían encaminados a cumplir un objetivo predeterminado, al dirigirse contra colectivos cada vez más significativos y opuestos al régimen de Franco: contra ciudadanos y ciudadanas demócratas, trabajadores, abogados, contra los partidos y organizaciones más comprometidos con una idea de ruptura política, que parecía fundamental en 1976 y 1977.
El
24 de enero de 1977 en un despacho de abogados laboralistas situado en el
número 55 de la calle Atocha de Madrid fueron asesinados cuatro abogados y un
sindicalista dejando heridos a cuatro abogados más. Todos eran miembros del
Partido Comunista (PCE) y de Comisiones Obreras(CCOO). Fue una operación de la
extrema derecha con vinculación con los sectores más extremistas de los
Servicios del Estado, que buscaban provocar a los comunistas y la posterior
reacción del Ejército con el fin de nuevamente implantar una dictadura militar.
Los
terroristas llamaron al timbre del piso entre las 22:30 y 22:45 hora. Al
parecer, iban en busca del dirigente comunista Joaquín Navarro, Secretario
General del Sindicato de Transportes de CCOO en Madrid, convocante de unas
huelgas anteriores que, en buena medida, desarticularon la que llamaban mafia
franquista del transporte. Al no encontrarlo, ya que había salido un poco
antes, decidieron matar a los presentes. Eran dos jóvenes con armas de fuego
con quienes iba una tercera persona, encargada de cortar los cables del
teléfono y registrar los despachos. Esa misma noche, personas desconocidas
asaltaron también un despacho del sindicato UGT, que se hallaba vacío.
Fue un atentado muy violento, que incluso fue visto también como una
exageración por personas con vínculos ideológicos o políticos con la extrema
derecha. Un atentado que puso de manifiesto el papel especial que jugaron los abogados
laboralistas en aquel tiempo de transición
Fallecieron los abogados:
el sindicalista
Resultaron
gravemente heridos:
Manuela Carmena actual alcaldesa de Madrid y jurista,
abogada laboralista y cofundadora de Jueces para la Democracia , debía estar como siempre trabajando en el número 55 de la calle Atocha
de Madrid. Pero su compañero Luis Javier Benavides (tiroteado horas después) le
pidió un intercambio de despacho para una reunión. Horas antes del atentado,
Manuela y Javier Sauquillo (otra de las víctimas) se despedían sin saberlo.
"Empezamos
a oír sirenas y pensamos que había sucedido algo en la pensión que había debajo
del despacho, les llamamos por teléfono y al no cogerlo nos extrañamos. Fuimos
a ver qué pasaba y ya en la calle el dueño de un bar nos advirtió 'iros todos,
acaban de matar a vuestros compañeros y vienen a por todos vosotros'",
recuerda la alcaldesa de Madrid.
Cuando
llegaron al despacho laboralista las autoridades ya se habían llevado los
cuerpos de sus compañeros y toda la escalera estaba manchada de sangre.
"Yo tenía que haber estado allí, después se comprobó que cuando yo salía
del despacho los asesinos ya estaban arriba".
El
26 de Enero se instaló la capilla
ardiente en el mismo Salón de Plenos del Colegio, de Abogados de Madrid, gracias
a diferentes negociaciones colegiales, tanto con su Equipo Decanal, como con colectivos
progresistas de letrados del Colegio de Abogados de Madrid
Al
entierro de las víctimas de Atocha asistieron más de cien mil personas. Fue la
primera manifestación multitudinaria de la izquierda después de la muerte del
dictador Franco, y transcurrió en silencio y sin incidentes. Le siguieron
importantes huelgas y muestras de solidaridad en todo el país, además de un
paro nacional de trabajadores el día después del atentado. En estas muestras de
fuerza se dio la paradoja que las fuerzas de seguridad incluso protegieron a
los miembros de un partido todavía ilegal.
.
El Tribunal que dictó sentencia el 4 de marzo de 1980 consideró que los
procesados Francisco Albadalejo (secretario del Sindicato Vertical del Transporte
Privado de Madrid y vinculado a FE de las JONS), José Fernández Cerrá, CarlosGarcía Juliá y Leocadio Jiménez Caravaca constituían un "grupo activista e
ideológico, defensor de una ideología política radicalizada y totalitaria,
disconforme con el cambio institucional que se estaba operando en España".
El fallo condenó a José Fernández Cerrá y Carlos García Juliá a un total de 193
años a cada uno de ellos, y a Francisco Albadalejo, a un total de 73 años
Manuela
Carmena siente que con la detención de los asesinos se hizo justicia a medias.
Nunca se llegó a destapar quién ordenó el crimen y "en el proceso judicial
se cometieron varias irregularidades que llevaron por ejemplo a la huida de uno
de los asesinos". Asegura que no tiene sentido revisar el proceso. Ella
misma pudo participar en la revisión de la condicional de uno de los condenados
pero se negó porque "no podía ser objetiva".
Para
Manuela Carmena el consuelo más grande es pensar que ella y sus antiguos
compañeros fueron pioneros del derecho laboralista en España. Lograron en
muerte y en vida terminar con una parte de la Dictadura
Juan Antonio Bardem rodó la película 7 días de enero en 1979 Reconstrucción de el
atentado de un grupo de ultraderecha contra un despacho de abogados
laboralistas de la calle Atocha, vinculados al Partido Comunista, en el que
murieron cuatro letrados y un administrativo y quedaron malheridos otros cuatro
abogados. y fue el suceso más grave ocurrido en la llamada Transición
española.
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