Lo
que les está ocurriendo a muchos miembros de Syriza es similar a lo que ya les
debe estar sucediendo a los de otras
formaciones de izquierdas de nuevo cuño, con un lenguaje y unas propuestas muy
“radicales” pero sin un programa socialista acabado. Y es que entre bandazo y
bandazo, van aprendiendo lecciones a base de golpes. El problema es que no hay
mucho tiempo para aprender.
El
pasado 20 de febrero se produjo un importante retroceso para el pueblo griego
en su lucha contra la austeridad, a pesar de que Tsipras lo calificó de “una
batalla ganada dentro de la guerra”. Con la premisa de “ganar tiempo”, el gobierno de Syriza se
comprometió a pagar puntualmente los compromisos de la deuda, para lo cual
traspasó sus propias líneas rojas y aceptó una serie de medidas antisociales.
Primera lección a aprender sobre la lucha de clases: ─Si aceptas el capitalismo y sus reglas del juego, al final te ves
obligado a doblegarte ante sus exigencias.
Lo
vimos en Francia, con un Hollande que en su momento fue aclamado por la
socialdemocracia europea como su gran esperanza blanca contra las medidas de
austeridad. De alguna forma, lo hemos
visto ya en Grecia y podemos continuar viéndolo. Como decía Pablo Iglesias Posse, o con unos, o con otros, no se puede servir a dos amos al mismo tiempo. No
importa lo “radical” que sea el discurso de un partido si luego se ve
incapacitado para desatarse de las cadenas que le impone sistema.
Así
fue cómo Tsipras comenzó a anunciar el retraso de la edad de jubilación y la subida del IVA, lo cual
además generó importantes tensiones internas entre las diferentes corrientes de
su partido. Lo segunda lección que muchos están ahora aprendiendo en el país heleno es la siguiente:
─ La debilidad invita a la agresión.
Si alguien creyó ilusamente que practicando sacrificios humanos aplacarían la “ira
de los dioses”, se equivocaba. Ahora quieren más sangre.
La Troika, con tal de desbloquear el último
tramo de 7.200 millones de euros del segundo rescate, exige ahora una reducción drástica de las pensiones, un
nuevo incremento del IVA, más privatizaciones, reducir los salarios en el
sector público, otra reforma laboral y recortar 8.000 millones de euros de los
presupuestos.
No
obstante, las conclusiones del Comité Internacional de Expertos que lleva a
cabo la auditoría del pago de la deuda Griega, fueron tajantes en su primer
informe: “Grecia ni puede ni debe pagar su deuda”. En dicho informe, presentado
por la presidenta del Parlamento griego, Zoé Konstandopulu, se califica a la
deuda de “Ilegal, Ilegítima y odiosa” y aclara que las exigencias del BCE, el
FMI y la UE, tienen como objetivo exclusivamente trasladar la deuda privada al
sector público. Así pues, incluso en el caso de que se aceptase una
reestructuración de la deuda, las consecuencias seguirían siendo, en
definitiva, hacer que el pueblo pague por una crisis de la que no es
responsable.
Konstandopulu declaró que
el Parlamento está legitimado para usar todas las herramientas adecuadas
para no pagar la deuda, aún más si pone en peligro los derechos de la mayoría
de la población, y recordó cómo en 1953, Grecia alivió a Alemania de las exigencias
de las reparaciones de guerra, a pesar de que se habían cometido crímenes
contra la humanidad.
La
respuesta del gobierno Syriza frente a los nuevos ataques de la Troika ha sido
convocar un referéndum, para enviar un mensaje “democrático” y “soberano” de la
población griega a Europa. No cabe duda que frente a dicho referéndum, todas
las fuerzas progresistas de Europa hemos de decantarnos por el NO a las medidas
de austeridad.
Sin
embargo hay que destacar el hecho de que el pueblo griego ya se ha manifestado
claramente, tanto en las urnas como en las calles, en contra de dichas medidas.
El programa de Salónica (con el que se movilizó a la población y se ganaron las
elecciones) se comprometía a no pagar la deuda ilegítima y a no ceder ante las exigencias
del la Troika.
En la lucha de clases, la
clave es audacia, audacia y más audacia, y este referéndum hace perder a Syriza un tiempo precioso.
La Troika no va cesar en sus intenciones de aplastar los derechos y libertades
del pueblo griego, aunque sea para dar un castigo ejemplar al resto de Europa.
Ni siquiera por una supuesta deslegitimación de sus intenciones en una clara
apuesta por el NO en las urnas, a pesar de que las fuerzas oscuras ya se están
movilizando para que, o bien gane el sí, o bien se retire el referéndum a pocos
días del mismo para continuar las negociaciones, lo cual es lo más probable,
dado que la intención de Tsipras, más que romper con la Unión Europea, son las de tener más fuerza para las
negociaciones.
Incluso
la UE se podría permitir el sacar a Grecia del Euro para dar ejemplo al resto
de países con su hundimiento. Pueden haber llegado ofertas de Rusia, China,
Venezuela… pero la economía griega está fuertemente ligada a la UE y tanto
Rusia como China, por ejemplo, tienen intereses puestos en las privatizaciones
en Grecia, por lo que impondrían también sus condiciones.
La
campaña del miedo se ha intensificado, la amenaza de la salida de la UE va
asociada al caos, el temor a un colapso económico como consecuencia está más
que justificado, y la necesidad del gobierno de imponer el corralito cerrando
los bancos no facilita las cosas. La deplorable actuación de la
socialdemocracia Europea, no hace sino que dejar al pueblo griego abandonado a
su suerte.
En
realidad, el programa de Salónica se basa en la creencia de que la Troika podría
hacer concesiones profundas y de gran calado. Se ha demostrado que esto no es
así. La siguiente lección a aprender es que: ─Para
hacer una revolución, para poner abajo lo que está arriba y arriba lo que está
abajo, ni se pide permiso a la clase dominante ni se negocia.
Joan
López
30-06-2015
Enlaces:
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¿Qué ha sido de Pérez Tapias y los resultados de su campaña en la izquierda del PSOE?
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