Veronika decide morir - Paolo Coello.



Imagen de "Alguien voló sobre el nido del cuco"

-Te contaré una historia -dijo Zedka-.

Un poderoso hechicero, queriendo destruir un reino, colocó una poción mágica en un pozo del que todos sus habitantes bebían. Quien tomase aquella agua, se volvería loco.

A la mañana siguiente, toda la población bebió y todos enloquecieron, menos el rey, que tea un pozo privado para él y su familia, donde el hechicero no había conseguido entrar. El monarca, preocupado, intentó controlar a
la población ordenando una serie de medidas de seguridad y de salud pública, pero los policías e inspectores habían bebido el agua envenenada, y juzgando absurdas las disposiciones reales, decidieron no respetarlas de manera alguna.

Cuando los habitantes de aquel reino se enteraron del contenido de los decretos, quedaron convencidos de que el soberano había enloquecido y por eso disponía cosas sin sentido. A gritos fueron hasta el castillo exigiendo
que renunciase.

Desesperado, el rey se decladispuesto a dejar etrono, pero la reina lo impidió diciendo: "Vayamos ahora hasta la fuente y bebamos también. Así nos volveremos iguales a ellos".

Y así se hizo: el rey y la reina bebieron el agua de llocura y empezaron inmediatamente a decir cosas sisentido. Al momento sus súbditos se arrepintieron: ahora que el rey estaba mostrando tanta sabiduría, ¿por qué
no dejarle gobernar?

El país continuó en calma, aunque sus habitantes se
comportasen de manera muy diferente a sus vecinos. Y el
rey pudo gobernar hasta el fin de sus as.

Veronika se rió.
-Tú no pareces loca -dijo.
-Pero lo soy, aunque me está curando, porque mi caso es simple: basta recolocar en el organismo una determinada sustancia química. Sin embargo, espero que esa sustancise limite tan sólo a resolver mi problema de depresión crónica; quiero continuar loca, viviendo mi vida de la manera que yo sueño y no de la manera en que otros desean.

¿Sabes lo que hay allá fuera, detrás de los muros de
Villete?

-Gente que bebió del mismo pozo.

-Exactamente -dijo Zedka-. Creen que son normales porque todos hacen lo mismo. Voy a fingir que también bebí de aquella agua.

 Paolo Coello.
Veronika decide morir (1998)


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