cuando tengo que cantar espanto.
Espanto como el que vivo
como que muero, espanto.
Del verme entre tantos y tantos
momentos de infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi,
lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento..."
Victor Jara
En la mañana del 11 de septiembre de 1973,
Víctor Jara tenía planificado cantar en un acto de Salvador Allende en el
campus de la
Universidad Técnica del Estado (UTE), los organizadores del
acto de Allende le preguntaron si no sabía lo que estaba pasando. “Claro
que sé, pero oí por la radio Magallanes que había que ir a sus puestos de
trabajo. Bueno, yo trabajo acá y acá estoy”, respondió el cantautor,
que también era director teatral de la
UTE
Cansados y con sus manos entrelazadas en la nuca, los 600 académicos, estudiantes y funcionarios de
-¡A ese hijo de puta me lo traen para acá! -gritó a
un conscripto, recuerda el abogado Boris Navia, uno de los que caminaba en la
fila de prisioneros.
"¡A ese huevón!, ¡a ése!", le gritó al
soldado, que empujó con violencia al prisionero. "¡No me lo traten como
señorita, carajo!", espetó insatisfecho el oficial. Al oír la orden, el
conscripto dio un culatazo al prisionero, que cayó a los pies del oficial.
-¡Así que vos sos Víctor Jara, el cantante
marxista, comunista concha de tu madre, cantor de pura mierda! -gritó el
oficial. "Lo golpeaba, lo golpeaba. Una y otra vez. En el cuerpo, en la
cabeza, descargando con furia las patadas. Casi le estalla un ojo. Víctor
sonreía. Él siempre sonreía, tenía un rostro sonriente, y eso descomponía más
al facho. De repente, el oficial desenfundó la pistola, golpeándolo con el
cañón del arma. Le rompió la cabeza y el rostro de Víctor quedó cubierto por la
sangre que bajaba desde su frente"
"Cuando llegaron más prisioneros y los
soldados fueron a recibirlos, Víctor se quedó sin custodia. Entre varios lo
arrastramos adonde estábamos y comenzamos a limpiar sus heridas. Llevaba casi
dos días sin comida ni agua", dice Navia. Un detenido consigue que un
soldado le regale un tesoro: un huevo crudo. Se lo dan a Jara. Con un fósforo,
el cantautor perfora el huevo en ambos extremos y lo sorbe. "Nos dijo que
así aprendió en su tierra a comer los huevos", recuerda.
A Jara le vuelven las energías. "Mi corazón
late como campana", dice. Y habla, de Joan y sus hijas. Víctor pide lápiz y
papel. Navia le pasa una libreta pequeña de apuntes, que hoy conserva la Fundación Víctor Jara como
pieza de museo. Escribe con dificultad sus últimos versos: "Canto que mal
que sales / Cuando tengo que cantar espanto / Espanto como el que vivo /
Espanto como el que muero".
“Normalmente en el estadio anunciaban por los altavoces el
apellido del prisionero ordenándole presentarse en tal o cual lugar. Pero a
Jara lo vino a buscar un soldado. En este momento Víctor estaba sentado entre
Boris Navia, jurista de la
Universidad , y yo. El soldado se acercó silenciosamente y sin
pronunciar una palabra tocó el hombro de Víctor haciéndole señas para que lo
siguiera. Tanto yo, como otros prisioneros teníamos la impresion de que los
militares no querían decir en voz alta que a Jara se lo llevaban a alguna
parte... Cuando el cantante se levantó -seguramente, no pensaba volver sano y
salvo. El oficial apodado “El Príncipe” había recibido la visita de unos
oficiales de la Armada.
y quiere exhibir a Jara. Un oficial de la Fuerza Aérea que está
con un cigarrillo le pregunta a Jara si fuma. Con la cabeza, niega. "Ahora
vas a fumar", advierte, y le arroja el cigarrillo. "¡Tómalo!",
grita. Jara se estira tembloroso para recogerlo. "¡A ver si ahora vas a
tocar la guitarra, comunista de mierda!", grita el oficial y pisotea las
manos de Jara.
Tras la segunda de esas sesiones, Víctor Jara logró acercarse a
personas que habían sido detenidas en la
UTE , quienes lo limpiaron y trataron de cambiar su aspecto
cubriéndolo con una chaqueta azul y cortándole su pelo negro rizado con un
cortaúñas. Los últimos detenidos que lo vieron con vida han dicho que estaba
muy golpeado, con la cara hinchada y sus manos fracturadas
Otro de los detenidos, el periodista Sergio Gutiérrez, contó que
el artista “tenía numerosos hematomas en los pómulos, se notaba pálido, muy
débil. Su mirada estaba perdida”. Apenas pudo reconocerlo, lo saludó y le
preguntó cómo estaba, a lo que Víctor Jara le respondió: “Mira mis
manos… mira mis manos… me las machacaron para que nunca volviera a tocar la
guitarra…”.
Gutiérrez recordó que “sus manos, esas milagrosas manos cuyos
dedos deleitaban a millares de trabajadores e intelectuales al pulsar las
cuerdas de la guitarra para acompañar sus canciones de protesta y esperanza, ya
no eran tales. Estaban hinchadas y parecían tener un solo dedo, gordo y
recubierto de sangre. Las pocas uñas que le quedaban estaban negras en
su totalidad. Eran las manos más golpeadas que había visto en mi vida
Repentinamente, dos soldados lo toman y arrastran,
a Jara Comienza una paliza más brutal
que las anteriores, a culatazos. El abogado Navia recordó que “desde lejos
vemos cómo uno de ellos comienza a insultar a Víctor, le grita histérico y le
da golpes de puño. La tranquilidad que emana de los ojos de Víctor descompone
a sus cancerberos. Los soldados reciben orden de golpearlo y comienzan con
furia a descargar las culatas de sus fusiles en el cuerpo de Víctor.
Dos veces alcanza a levantarse, herido, ensangrentado. Luego no vuelve a
levantarse”. Es la última vez que ven con vida al cantante popular.
“Casi tres días estuvimos juntos Víctor y yo en el
Estadio de Chile. A nosotros casi no nos daban de comer. Engañábamos el hambre
con agua. Víctor tenía la cara llena de moretones y un ojo cerrado por la
hinchazón.” Relata Danilo Bartulin
médico particular de Salvador Allende, y también detenido en el Estadio
de Chile
“Pronto empezaron a trasladar urgentemente a los
prisioneros al Estadio Nacional donde a los militares les era más fácil
controlar la situación. En el último grupo formado para ir al Nacional
estábamos Víctor y yo. En total éramos unas cincuenta personas. De pronto
apareció el comandante Manrique, recorrió la fila y ordenó salir a Víctor Jara,Litre Quiroga, conocido jurista, Director Nacional de Prisiones y comunista, y a mí. ( Danilo Bartulin )
“Poco después a Víctor y a mí nos separaron de
otros prisioneros y nos metieron en un pasillo frío. Estuvieron pegándonos
desde las siete de la tarde hasta las tres de la madrugada. Nos encontrábamos
tumbados en el suelo sin poder movernos. Estábamos aislados de otros presos
políticos. A eso de las tres de la madrugada vino un teniente que me invitó a
sentarme. Empezó a preguntarme sobre Allende y me tendió un cigarrillo. Fumé.
Mientras tanto, Víctor seguía tendido en el suelo. Le entregué la mitad del
cigarrillo, puesto que el teniente no quiso dar [le] otro a Víctor.”
“Víctor se mostraba pesimista respecto a su
destino. Pensaba que no saldría de allí. Traté de animarlo. Aunque presentía su
próxima muerte, seguía siendo el de siempre. Se portaba con valor, con
dignidad, no pedía gracia a sus torturadores...”
“Abajo’ nos metieron a Víctor y a mí en un mismo
baño. En el baño vecino estaba Litre Quiroga. Víctor y yo comprendimos que no teníamos
salvación: éramos los últimos prisioneros del Estadio de Chile. Pero
inesperadamente se dio la orden de que yo saliera. Víctor y yo nos despedimos
en silencio, con una sola mirada.”
José Alfonso Paredes Márquez entonces joven de 18 años, integrante del
grupo de militares que fusiló al cantautor, confesó ante el juez Fuentes que se
encontraba de centinela un camarín del
subterráneo cuando observó el ingresó de unos quince detenidos. Y entre ellos
reconoció a Víctor Jara y también a Litre Quiroga. Ambos fueron lanzados contra
la pared. Detrás de los prisioneros, Paredes vio llegar al teniente NelsonHaase y al subteniente apodado “El Principe” (reconocido como Edwin DimterBianchi) . Y fue testigo del minuto preciso en que el mismo subteniente comenzó
a jugar a la ruleta rusa con su revólver apoyado en la sien del cantautor. De
allí salió el primer tiro mortal que impactó en su cráneo.
El cuerpo de Víctor Jara cayó al suelo de costado. Paredes
observó cómo se convulsionaba. Y escuchó al subteniente ordenarle a él y a los
otros conscriptos que descargaran ráfagas de fusiles en el cuerpo del artista.
La orden se cumplió. Todo lo que ocurrió fue presenciado por Nelson Haase,
quien se encontraba sentado detrás del escritorio de interrogación.
La primer
autopsia, de 1973 revela que el cuerpo
del cantautor tenía aproximadamente 44 impactos de bala en su cuerpo. La nueva,
en 2009, confirma que Jara murió por múltiples impactos.
Los otros 14 detenidos que venían con el cantautor
y director teatral fueron acribillados por los propios conscriptos y oficiales
presentes. Entre las víctimas cayó asesinado Litre Quiroga
Al anochecer del sábado 15 de septiembre trasladan
a los prisioneros del Estadio Chile al mayor recinto del país, el Estadio
Nacional. "Al salir al foyer para irnos, vemos un espectáculo dantesco.
Hay entre 30 y 40 cadáveres apilados, y dos de ellos están más cercanos. Todos
están acribillados y tienen un aspecto fantasmagórico, cubiertos de polvo
blanco, porque cerca estaban apilados unos sacos de cal para hacer
reparaciones, que cubre sus rostros y seca la sangre. Reconozco a Víctor en
primer lugar, y después al abogado y director de Prisiones Littré
Quiroga", relata Navia..
“Nos prendieron unas cuatro velas e hicimos entrar a Joan para que se quedara a solas con él, para que se despidiera de su marido. Estuvo alrededor de una hora “ recordó el ex funcionario del Registro Civil. HéctorHerrera Olguín, Después de guardar silencio durante 35 años.
Por su impacto y la impunidad en que están los
culpables, el crimen de Jara es en Chile el equivalente al asesinato de
Federico García Lorca en España.
En mayo de 2008, se proceso al teniente coronel en retiro MarioManríquez Bravo como autor intelectual del homicidio calificado de
Víctor Jara.A comienzos de enero de 2012
Foto: Antonio Larrea- |
Fuentes:
http://ciperchile.cl/2009/05/26/los-estremecedores-testimonios-de-como-y-quienes-asesinaron-a-victor-jara/
http://www.elciudadano.cl/2014/09/16/115201/a-41-anos-de-la-muerte-de-victor-jara-110-fotos-suyas-que-quiza-no-conoces/
http://www.elciudadano.cl/2014/09/16/115201/a-41-anos-de-la-muerte-de-victor-jara-110-fotos-suyas-que-quiza-no-conoces/
§
Allende..
ResponderEliminarPara matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que congregar todos los odios
y además los aviones y los tanques
para batir al hombre de la paz
tuvieron que bombardearlo hacerlo llama
porque el hombre de la paz era una fortaleza
para matar al hombre de la paz
tuvieron que desatar la guerra turbia
para vencer al hombre de la paz
y acallar su voz modesta y taladrante
tuvieron que empujar el terror hasta el abismo
y matar más para seguir matando
para batir al hombre de la paz
tuvieron que asesinarlo muchas veces
porque el hombre de la paz era una fortaleza
para matar al hombre de la paz
tuvieron que imaginar que era una tropa
una armada una hueste una brigada
tuvieron que creer que era otro ejército
pero el hombre de la paz era tan sólo un pueblo
y tenía en sus manos un fusil y un mandato
y eran necesarios más tanques más rencores
más bombas más aviones más oprobios
porque el hombre del paz era una fortaleza
para matar al hombre de la paz
para golpear su frente limpia de pesadillas
tuvieron que convertirse en pesadilla
para vencer al hombre de la paz
tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte
matar y matar más para seguir matando
y condenarse a la blindada soledad
para matar al hombre que era un pueblo
tuvieron que quedarse sin el pueblo.
Mario Benedetti..
Muchas gracias por la aportación. Es precioso.
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