The end of the affair is
always death.
She’s my workshop. Slippery
eye,
out of the tribe of myself my
breath
finds you gone. I horrify
those who stand by. I am
fed.
At night, alone, I marry the
bed.
Finger to finger, now she’s
mine.
She’s not too far. She’s my
encounter.
I beat her like a bell. I
recline
in the bower where you used to
mount her.
You borrowed me on the
flowered spread.
At night, alone, I marry the
bed.
Take for instance this night,
my love,
that every single couple puts
together
with a joint overturning,
beneath, above,
the abundant two on sponge and
feather,
kneeling and pushing, head to
head.
At night alone, I marry the
bed.
I break out of my body this
way,
an annoying miracle. Could
I
put the dream market on
display?
I am spread out. I crucify.
My little plum is
what you said.
At night, alone, I marry the
bed.
Then my black-eyed rival came.
The lady of water, rising on
the beach,
a piano at her fingertips,
shame
on her lips and a flute’s
speech.
And I was the knock-kneed
broom instead.
At night, alone, I marry the
bed.
She took you the way a woman
takes
a bargain dress off the rack
and I broke the way a stone
breaks.
I give back your books and
fishing tack.
Today’s paper says that you
are wed.
At night, alone, I marry the
bed.
The boys and girls are one
tonight.
They unbutton blouses. They
unzip flies.
They take off shoes. They turn
off the light.
The glimmering creatures are
full of lies.
They are eating each other.
They are overfed.
At night, alone, I marry the
bed.
Al final del asunto siempre es la muerte.
Ella es mi taller. Ojo resbaladizo,
fuera de la tribu de mí misma mi aliento
te echa en falta. Espanto
a los que están presentes. Estoy saciada.
De noche, sola, me caso con la cama.
Dedo a dedo, ahora es mía.
No está tan lejos. Es mi encuentro.
La taño como a una campana. Me detengo
en la glorieta donde solías montarla.
Me hiciste tuya sobre el edredón floreado.
De noche, sola, me caso con la cama.
Toma, por ejemplo, esta noche, amor mío,
en la que cada pareja mezcla
con un revolcón conjunto, debajo, arriba,
el abundante par espuma y pluma,
hincándose y empujando, cabeza contra cabeza.
De noche, sola, me caso con la cama.
De esta forma escapo de mi cuerpo,
un milagro molesto, ¿Podría poner
en exibición el mercado de los sueños?
Me despliego. Crucifico.
Mi pequeña ciruela, la llamabas.
De noche, sola, me caso con la cama.
Entonces llegó mi rival de ojos oscuros.
La dama acuática, irguiéndos en la playa,
en la yema de los dedos un piano, vergüenza
en los labios y una voz de flauta.
Entretanto, yo pasé a ser la escoba usada.
De noche, sola, me caso con la cama.
Ella te agarró como una mujer agarra
un vestido de saldo de un estante
y yo me rompí como se rompen las piedras.
Te devuelvo tus libros y tu caña de pescar.
El periódico de hoy dice que os habéis casado.
De noche, sola, me caso con la cama.
Muchachos y muchachas son uno esta noche.
Se desabotonan blusas. Se bajan cremalleras.
Se quitan zapatos. Apagan la luz.
Las criaturas destellantes están llenas de mentiras.
Se comen mutuamente. Están más que saciadas.
De noche, sola, me caso con la cama.
Anne Sexton 1928–1974
Traducción: Griselda García "
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