Señores jueces:
Se ha probado durante este juicio la existencia de un plan
criminal que no
concluyó cuando fueron reemplazados los procesados Galtieri,
Anaya y Lami
Dozo. La crisis interna que produjo entre las autoridades
del Proceso de
Reorganización Nacional la derrota militar sufrida en las
Islas Malvinas, no
importó ningún cambio en las directivas dadas a raíz de la
lucha contra la
subversión.
[…]
Este proceso ha significado, para quienes hemos tenido el
doloroso
privilegio de conocerlo íntimamente, una suerte de descenso
a zonas
tenebrosas del alma humana, donde la miseria, la abyección y
el horror
registran profundidades difíciles de imaginar antes y de
comprender
después.
Dante Alighieri –en "La Divina Comedia"– reservaba el séptimo círculo del
infierno para los violentos: para todos aquellos que
hicieran un daño a los
demás mediante la fuerza. Y dentro de ese mismo recinto, sumergía en un río de sangre hirviente y nauseabunda a cierto género de condenados, así
descriptos por el poeta: "Estos son los tiranos que vivieron de sangre y de rapiña. Aquí se lloran sus despiadadas faltas".
Yo no vengo ahora a propiciar tan tremenda condena para los
procesados,
si bien no puedo descartar que otro tribunal, de aún más
elevada jerarquía
que el presente, se haga oportunamente cargo de ello.
Me limitaré pues a fundamentar brevemente la humana
conveniencia y
necesidad del castigo. Sigo a Oliva Wondell Holmes, cuando
afirma: "La ley
amenaza con ciertos males si uno hace ciertas cosas. Si uno
persiste en
hacerlas, la ley debe infligir estos males con el objeto de
que sus amenazas
continúen siendo creídas".
El castigo –que según ciertas interpretaciones no es más que
venganza
institucionaliza- se opone, de esta manera, a la venganza
incontrolada. Si
esta posición nos vale ser tenidos como pertinaces retribucionistas,
asumiremos el riesgo de la seguridad de que no estamos solos
en la
búsqueda de la deseada ecuanimidad. Aun los juristas que más
escépticos
se muestran respecto de la justificación de la pena, pese a
relativizar la
finalidad retributiva, terminan por rendirse ante la realidad.
Podemos afirmar entonces con Gunther Stratenwerth que aun
cuando la
función retributiva de la pena resulte dudosa, tácticamente
no es sino una
realidad: "La necesidad de retribución, en el caso de
delitos conmovedores
de la opinión pública, no podrá eliminarse sin más. Si estas
necesidades no
son satisfechas, es decir, si fracasa aunque sólo sea
supuestamente la
administración de la justicia penal, estaremos siempre ante
la amenaza de
la recaída en el derecho de propia mano o en la justicia deLynch".
Por todo ello, señor presidente, este juicio y esta condena
son importantes
y necesarios para la Nación argentina, que ha sido ofendida
por crímenes
atroces. Su propia atrocidad torna monstruosa la mera
hipótesis de la
impunidad. Salvo que la conciencia moral de los argentinos
haya descendido
a niveles tribales, nadie puede admitir que el secuestro, la
tortura o el
asesinato constituyan "hechos políticos" o "contingencias del combate".
Ahora que el pueblo argentino ha recuperado el gobierno y
control de sus
instituciones, yo asumo la responsabilidad de declarar en su
nombre que el
sadismo no es una ideología política ni una estrategia
bélica, sino una
perversión moral. A partir de este juicio y esta condena, el
pueblo argentino
recuperará su autoestima, su fe en los valores sobre la base
de los cuales
se constituyó la Nación y su imagen internacional
severamente dañada por
los crímenes de la represión ilegal...
Hemos tratado de buscar la paz por la vía de la violencia y el exterminio del adversario, y fracasamos: me remito al período que acabamos de describir.
A partir de este juicio y de la condena que propugno, nos cabe la responsabilidad de fundar una paz basada no en el olvido sino en la
memoria; no en la violencia sino en la justicia.
Esta es nuestra oportunidad: quizá sea la última.
[…]
Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda
pretensión de
originalidad para cerrar esta requisitoria.
Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque
pertenece ya a todo
el pueblo argentino.
Señores jueces: “Nunca más".
11 y el 18 de septiembre de 1985
Fuentes:
https://www.educ.ar/recursos/fullscreen/show/22864
https://www.mpf.gob.ar/plan-condor/estructura-represiva-argentina/
https://www.bbc.com/mundo/articles/c1e21yj80lqo
https://www.nuso.org/articulo/la-represion-contra-los-intelectuales-en-la-argentina/

.jpg)

.jpg)
.jpg)


Comentarios
Publicar un comentario
Gracias por tus comentarios. En breve serán publicados