Durante 1980, el espectáculo del sótano de la mandrágora se consolidó. Al año de empezar a tocar Sabina y Krahe se unió Alberto Pérez: “Fui a verles, me hicieron subir al escenario y esa misma noche quedó constituido el trío”, recuerda Pérez. “No había ensayos para esas actuaciones y sí mucha improvisación”, según cuenta Javier, “Todo se hacía allí mismo. Estrenabamos una canción y a los otros se les ocurrían coros sobre la marcha. Cada uno hacía tres temas y daba paso a otro, así un par de horas. Casi siempre teníamos un invitado: Aute, Hilario Camacho o cualquiera que de ofreciera. Además, había bastante juego escénico”.
Pérez incide en ese carácter espontáneo: “Los gags iban surgiendo allí mismo. Empezamos compartiéndolo todo: letras, músicas y puesta en escena. A partir de la primera gira, creo que ya contamos con músicos y empezamos a ensayar”.
En cuanto a los músicos, recuerda Krahe, “Estaba a la guitarra Antonio Sánchez [futuro coautor de la balada de Tolito sabinera], que vivía en la casa de Joaquín. Una vez que grabé 'Valle de Lágrimas' se incorporó Fernando Anguita que tocaba el contrabajo casi sin cobrar, igual que Jimmy Ríos, con las congas”.
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