Russ Meyer, el "rey del
erotismo" o "Rey Leer" (juego de palabras fonético con el nombre
del Rey Lear y el adjetivo "lasvico") conocido como el maestro del
cine sexploitation, por clásicos del
porno blando como Faster, Pussycat! Kill! Kill! y Vixen, Super Vixens. Famoso
por sus protagonistas femeninas, mujeres
de gran exuberancia y vitalidad. Las “chicas Meyer” se caracterizan por los
pechos grandes y, sobre todo, una
actitud hipersexual y dominante: son mujeres excesivas, “bigger than life“,
siempre más poderosas que los hombres que las rodean.
Las películas de Meyer
no son sólo un testimonio de la era del softcore, sino que están tan
bien filmadas que siguen funcionando hoy en día: Reúne a centenares de fans, y
su herencia estética y visual ha dejado huella en la cultura popular y en
directores como Quentin Tarantino. El secreto del éxito de Meyer es que se
tomaba su trabajo en serio: era un perfeccionista obsesivo en una época y un
género (el de la sexploitation) en que lo habitual era la chapuza.
Russell Albion Meyer nacido en 1922, era hijo de un
agente de policía y una enfermera. Es tentadoramente freudiano rastrear la raíz
de las obsesiones cinematográficas de Meyer en su infancia y su tormentosa vida
familiar: una hermana esquizofrénico-paranoide, una madre exuberante, dominante
y controladora a la que Russ amaba con locura pero con la que intentó mantener
una cierta distancia. Su padre fue un
policía de origen alemán que abandonó a su familia dos semanas después del
nacimiento de Russ, y su padrastro, Howard Haywood, fue un tipo enclenque
maltratado verbal y físicamente por su esposa. Podemos hacer paralelismos entre
estas dos figuras paternas y los personajes masculinos del cine meyeriano: por
un lado policías psicópatas, nazis dementes o moteros asesinos; por el otro
maridos impotentes, tímidos, inadecuados en la cama y fácilmente manipulables
ante la indiscutible superioridad femenina.
Su madre, Linda Meyer empeñó su anillo
de bodas para comprarle a su hijo su primera cámara (una UniveX Cine 8mm).
Durante la II Guerra Mundial se alistó
voluntariamente como fotógrafo de combate
para el Servicio de Transmisiones del Ejército destinado a Francia y
Alemania, Meyer descubrió allí un
talento innato para la composición de imagen, y una tozudez y perfeccionismo
que podría confundirse con valor extremo ante el peligro. Parte de su excelente
metraje de combate se utilizó en películas y documentales posteriores, entre
ellas la monumental Patton.
Al terminar la guerra, Meyer trabajó como
director de fotografía para Southern Pacific Railroad y, en ocasiones, se
encargó de la fotografía fija en algunos platós, incluyendo el de Ellos y ellas
y Gigante. También comenzó a fotografiar a modelos para revistas eróticas como
Playboy.
Trató sin éxito de entrar en
Hollywood, y tuvo que conformarse con filmar aburridos vídeos industriales de
propaganda que influirían extrañamente en su estilo posterior (por ejemplo, en
su manía de incluir extemporáneas voces en off).
En los mojigatos sesenta Meyer retrató
mujeres que luchan con los hombres para conseguir su propia satisfacción
sexual, y que se enfrentan a durísimas y violentas situaciones de las que
suelen salir victoriosas. Se podría decir que Meyer era un feminista
involuntario, en sus películas y en la vida: soltaba borderías machistas
medidas para escandalizar (“jamás he visto una feminista guapa”), pero fue una
mujer quien dirigió su distribuidora y coprodujo muchas de sus películas en una
época en que la presencia femenina en los despachos de Hollywood era casi
inexistente. Eve Turner, no tardaría en convertirse en Eve Meyer: una mujer
inteligente, voluptuosa y de fuerte carácter con la que Russ conectó enseguida.
Juntos formaron un equipo potentísimo: Eve era una negociadora nata que
coprodujo algunas de las mejores películas de Russ bajo el nombre de Eve
Productions. Tras su divorcio amistoso continuaron manteniendo una buena
amistad hasta 1977, cuando se interpuso en su camino el peor accidente de la
historia de la aviación en España: la colisión del Aeropuerto de Los Rodeos, en
Tenerife.
Meyer produjo, dirigió, financió,
escribió, editó y rodó 23 películas, tentadoras pero provocativas, que fueron
pioneras de un género erótico con mucha violencia y chicas de grandes pechos
pero poco sexo. Los títulos de las obras clasificadas X que le hicieron ganar
millones son muy descriptivos: The immoral Mr. Teas, Erotica, Wild gals of the
naked West, Heavenly bodies, Mudhoney, Mondo topless, Common Law cabin,
Supervixens y Europe in the raw
En su primera película, “The immoral
Mr Teas” se diferenciaba de cualquier film de su época en que era una película
erótica que no se avergonzaba de serlo. En aquellos años cualquier inclusión de
desnudos en una películita de las llamadas nudie-cuties debía incluir una
retorcida justificación argumental y/o una buena ración de moralina. Las
advertencias educativas e inspiradoras sobre los peligros del aborto o el
alcohol eran excusas necesarias para poder incluir escenas de jóvenes guapas y
promiscuas, que acababan recibiendo un duro castigo o redimiéndose con una
boda epentina al final del metraje…
En Teas no hay nada de eso: el guión
es absurdo (un hombre al que la anestesia de un dentista le permite ver a todas
las mujeres desnudas, como El hombre con rayos X en los ojos versión softcore),
pero no hay ningún tipo de justificación, reflexión pseudomoralista ni castigo
final: el ambiente general es de sano cachondeo lúbrico y desinhibido.
The inmoral Mr Teas costó apenas
24.000 dólares y recaudó más de un millón y medio en pequeños cines,
convirtiéndose en la primera nudie-cutie comercialmente viable y haciendo nacer
todo un género de películas sesenteras que combinarían comedia y erotismo generalmente
ingenuo: Ninguna especialmente notable pero todas a años luz de la
sexploitation del momento: Eve and the handyman (con su esposa Eve y su amigo
James Ryan), Wild Gals of the Naked West , Europe in the raw.
Tras el asesinato de Kennedy, la guerra
de Vietnam y la confusión del nacimiento del movimiento hippie, el gran público
estaba furioso o desconcertado, y Meyer predijo con acierto que la época de los
ingenuos nudie-cuties había pasado. Era la hora de las roughies: películas
eróticas con mucha más violencia, sordidez y oscuridad… Sin olvidar los
meyerianos pechos descomunales.
Rodada en apenas dos semanas en 1963,
“Lorna” sería la primera de las películas de lo que el crítico Roger Ebert
llamaría más adelante “el periodo gótico de Meyer”: cuatro films rodados en
blanco y negro que se convertirían en los más importantes de su carrera. Cuando
se le preguntaba por qué se había pasado al melodrama en blanco y negro, el
bromista y mitómano Meyer respondía cada vez algo diferente: podía ser por inspiración
del neorrealismo italiano de Arroz Amargo y minutos más tarde porque no tenía
presupuesto para filmar en color.
Lorna es una confusa historia de
mujeres insatisfechas, maridos débiles y ex convictos asesinos, que mezclaba
violentas escenas de violaciones y desnudos con intensos planos dramáticos
absurdamente bergmanianos.. Fue perseguida por la censura en al menos cuatro
estados. Eso no preocupó a Meyer, consciente de que cuanto más escándalo
provocaba una película, más aumentaba su recaudación.
En 1965 se estrenó Mudhoney, “mi
homenaje a Las uvas de la ira”, según Meyer a pesar de contar con su ración de sexo y violencia,
“Motor Psycho” es la tercera película “gótica” fue
protagonizada por la sensual y autoritaria, Haji que llena la pantalla en, la
historia de una banda de moteros violadores hiperviolentos que acabó siendo
famosa por ser una de las primeras películas en mostrar a un veterano
traumatizado por la guerra de Vietnam.
Tras Motor Psycho, Meyer tuvo una
iluminación: cambiar el sexo de los moteros pero no su actitud criminal. De una
premisa tan simple nació la mejor película de Meyer y una obra maestra
indiscutible: Faster, pussycat! Kill! Kill!
MondoTopless, un falso documental
sobre strippers de enormes pechos que carece de argumento reconocible rodada en
apenas cinco días una de sus películas más absurdas y maníacas, descrita por
McDonough como “una raya de coca cinematográfica”.
Mondo Topless es un buen ejemplo de la
influencia que tuvo sobre Meyer filmar documentales industriales en su
juventud: la voz en off que preside la película adopta el mismo tono que en las
teletiendas o los No-Do. O, en palabras de John Waters: “Russ fue un gran
cineasta: sabía filmar y editar películas con un estilo propio. Podías
reconocer inmediatamente una película de Russ: filmaba pelis industriales con
tetas”.
En 1967 Meyer filmaría dos películas
divertidísimas guionizadas por Jack Moran: Common Law Cabin y Good Morning… and
Goodbye! La primera es un confuso revoltillo de chicas dominantes y esculturales,
maridos humillados y un policía psicópata, colisionando durante unas vacaciones
paradisíacas. O ese era el plan, al menos, hasta que por problemas de
presupuesto se cambió el escenario inicial (una islita hawaiana) por una
infecta cabaña en medio de la nada cerca del río Colorado, en Arizona. El
rodaje fue una pesadilla plagada de incidentes: barcos que se estropeaban,
electrocuciones, peleas y animales salvajes.
Good Morning… and Goodbye tuvo también
a Alaina Capri como protagonista femenina, pero si resulta especialmente
memorable es por la aparición de Haji en un papel hecho a su medida: la
Catalista, una mujer mística y salvaje rodeada de animales y apenas vestida con
hojas y flores, que ayuda al protagonista a recuperar su virilidad perdida.
En Vixen, anunciada con el infame
slogan “¿Es una mujer o un animal?“, hay lesbianismo, sexo interracial (bien
poco frecuente en aquellos años), incesto entre hermanos. Erica Gavin resulta
inolvidable como la hipersexual y salvaje Vixen, un personaje difícil que
empieza siendo racista hasta llegar a la concordia de los pueblos a través del
sexo.
Vixen costó 68.000 dólares y recaudó
más de veintiocho millones: el mayor éxito de la carrera de Meyer. Por
desgracia, su popularidad la convirtió en el blanco perfecto para quienes
abogaban por la prohibición de la pornografía, y los caminos de Russ Meyer y la
censura.
A finales de los sesenta la Fox
necesitaba desesperadamente un taquillazo. y se les ocurrió contratar al
mismísimo “Rey de los desnudos” para filmar la película, concediéndole un
millón de dólares de presupuesto. Cuando recibió el sorprendente encargo de la
Fox, un exultante Meyer le encargó a Ebert la escritura del guión.
Roger Ebert:
el crítico de cine más respetado de Estados Unidos, ganador del primer Pulitzer
concedido a un trabajo de crítica cinematogràfica. El resultado “Beyond the
valley of the dolls”
Russ Meyer y Roger Ebert |
Sin interferencias del estudio, Meyer
y Ebert pudieron hacer todo lo que se les pasara por la cabeza, Meyer reunió un
casting de decenas de mujeres pechugonas, impagable homenajeado en el Phantom
of the Paradise de De Palma
El resultado, una parodia
musical-sexual demente con toques de terror. Dolls se convirtió en pelicula de
culto, reestrenada a menudo y mil veces homenajeada, por ejemplo en la saga del
Austin Powers de Mike Myers o en el famoso videoclip de The Pipettes.
En Supervixens Meyer quiso volver a
sus orígenes y rodar una película exagerada, erótica y tetona, rodeado de sus
actrices fetiche (Uschi Digard, Haji), sus últimos descubrimientos (como la
hermosa Shari Eubank) y su amigo Charles Napier., un exitazo comercial y una
película marciana y casi perfecta a pesar de su guión absurdo
Malcolm McLaren tuvo la idea de
juntar, Meyer y Pistols, que preparaba el desembarco de Sid Vicious y compañía
en los Estados Unidos y quiso abrirles paso con una especie de A Hard Day’s
Night pero en punk. Desgraciadamente, el proyecto fracasó nada más arrancar.
Como era previsible, el estilo de rodaje militar de Meyer chocó frontalmente
con la anarquía vital de los Pistols, que cuando no se presentaban borrachos
simplemente desaparecían o la liaban parda entre bastidores. Tan sólo algunas
escenas filmadas que aparecerían años más tarde en The Great Rock and Roll
Swindle o el documental The Filth and the Fury.
Beneath the valley of the Ultravixens.
es en realidad una carta de amor a Kitten Natividad, quizá la más dulce y
adorable de todas las “chicas Meyer” y su pareja durante muchos años. Por lo
demás, Ultravixens es también interesante porque aparece por primera y única
vez June Mack, una inmensa dominatrix negra.
Después de Ultravixens, Meyer dejó de
rodar películas y se dedicó a escribir su autobiografía (A clean breast, un
libro-mamut de 1213 páginas) y a irse alejando progresivamente de la realidad y
la cordura. No supo (o no quiso) adaptarse a los nuevos tiempos de la pornografía
explícita y masiva: el auge del porno devoró el terreno de la insinuación
softcore en que Meyer se sentía cómodo
Con los años llegaron los elogios y la
admiración, con homenajes al trabajo de Meyer en festivales de todo el mundo,
incluyendo el American Cinematheque de Hollywood y el National Film Theater de
Londres. Se comentaban sus películas en clases de Yale y Harvard, y eran
adquiridas por instituciones tan respetables como el Museo de Arte Moderno de
Nueva York.
Fuentes:
https://elpais.com/diario/2004/09/23/agenda/1095890409_850215.html
https://www.jotdown.es/2012/04/russ-meyer-mucho-mas-que-un-par-de-tetas/
https://en.wikipedia.org/wiki/Russ_Meyer
https://www.ranker.com/list/movies-directed-by-russ-meyer/reference
https://en.wikipedia.org/wiki/Eve_Meyer
Jo he vist alguna d'aquet director, eran realment "bones":-)
ResponderEliminarBueno, imagino que para llegar hasta hoy, había que pasar por todo ésto en el cine, o cualquier otra manifestación de arte. Meyer, en cierto modo, trata algunos temas, como son las mujeres dominadoras, frente a hombres manipulables y/o sumisos (justificado por su infancia y la relación con la madre), pero eso no le hace un cine feminista -tampoco inconscientemente, como se apunta ahí-, era un cine machista, sexista y casposo, donde la imagen de la mujer estaba altamente cosificada. y no le quito mérito a Meyer por su excelente trabajo como director, cineasta... Perfeccionista. Con mi opinión no quiero restar importancia a este reportaje tan encomiable que has llevado a cabo y al que hemos tenido el gusto de conocer. ¡Muchas gracias!
ResponderEliminarEra un cine pensado para los hombres... creo.... pero a la vez mas sensual que el porno que tanto denigra a la mujer!!
ResponderEliminarCierto, como todo el cinede la epoca esta pensado pàra hombres. Haqy que verlo con los ojos de su tiempo,
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