Sentidos - Luna creciente


Siempre se decían que les gustaba oírse hablar. Escucharse la voz resultaba muy erótico. Incluso más que cuando habían utilizado Skype. Sin imagen sonaban más sensuales y morbosos. Pero, en cualquier caso, sólo les quedaban por compartir dos sentidos, el tacto y el olfato.
La primera vez que coincidieron en espacio y tiempo saltaban chispas en la estancia. El olor a perfume caro de él y a primavera el de ella, se mezclaban y creaban un aroma hipnótico. Eso fue lo que les llevó a besarse sin esperar un segundo cuando la situación fue idónea. En ese momento percibieron que el gusto era otro de los sentidos que aún no se conocían. Dulce mezcla de salivas, con lenguas sabrosas entrelazadas.
Y el tacto…horas acariciando, apretando, pellizcando, mordiendo, lamiendo, chupando…gozando. Saborear, comerse, beberse. El maravilloso imperio de los sentidos. Y esto no había hecho más que empezar…

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