Escucha Europa 15/3/16 - Javier Suárez Márquez


Nunca estuve en Alepo,
nunca vi yo Palmira,
no paseé por Damasco,
ni tomé el té allí en Homs,
pero sé que sus gentes
aún desean una vida,
convivir con sus hijos,
respirar y sentir.

Y por esos con ellos
compadezco este mundo
de palabras vacías,
de negocios atroces,
de fronteras sin alma,
donde fluye el dinero
y se ahogan los niños,
se estabulan los pobres,
se comercia con sangre,
y hasta las lágrimas
pujan en los parqués.

Yo quiero ver a esos niños
en mis jardines,
oír sus cantos y ritmos
en nuestras plazas,
que sean también mis vecinos,
vivir con ellos,
y que al fin entre todos
hagamos un mundo nuevo
y una nueva humanidad.

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