Los
primeros cineastas del país se preocuparon tanto por la realización de las películas, como por las
innovaciones técnicas de una industria que estaba casi todo por descubrir como la construcción de las propias máquinas
o la mejora e invención de nuevos artilugios. Es el caso de Gelabert, inventor
de los primeros aparatos autóctonos a los que dio mayor potencia; además, se
interesó por hallar soluciones a los problemas de iluminación, por ampliar el
tamaño y la calidad de las proyecciones, y comenzó a estudiar la cuestión del
cine en relieve. Por su parte, Chomón y Abadal demostraron su precoz
preocupación por el color disponiendo de talleres donde coloreaban las
películas procedentes de Francia.
Durante
la primera década, las producciones pasan de ser obras de particulares a profesionalizarse
en productoras y empresas de distribución y exhibición. Lo mismo ocurre con la
fabricación, distribución y venta de aparatos y cintas.
Adrià Gual, uno de los pocos intelectuales catalanes que se interesó por el cine,
funda en 1914 la casa Barcinógrafo, apoyada por miembros de la Lliga Regionalista ;
en ella filma "Misteri de dolor" (1914) y adaptaciones de clásicos
españoles como "El alcalde de Zalamea" o "La gitanilla",
ambas también de 1914. Pero sus "films d'art" bajaron de popularidad
y acabó filmando dramas folletinescos. Gual acabó siendo sustituido por Magí Murià, realizador de "La reina joven" y "El beso de lamuerte", ambas de 1916.
Segundo Chomón |
Respecto
a lo hispánico, caben citar las cintas codirigidas por Marro y Baños para
Hispano Films: "Los amantes de Teruel" (1912), "La fuerza del destino"
(1913) y "Magda" (1913) "La careta verde" (1912), "El
amigo del alma", "Amor andaluz", "De muerte a vida" y
"Un drama en Aragón" (todas ellas de 1913).
Dentro
del género de ficción hay que destacar a Joan Maria Codina por sus inquietudes
realistas que le llevaban a filmar en interiores auténticos en lugar de
decorados, tal como hizo en "Amor que mata" (1911), con Gelabert como
director técnico. A su vez, éste consiguió que, por vez primera, el capital
americano se introdujese en la producción hecha en Barcelona, a raíz de su
contrato con Alhambra Films, asociada con la casa Cox and C de Nueva York; el
resultado fue "La lucha por la herencia" (1913).
A
imitación de los colegas norteamericanos, algunos cineastas locales también se
dedican a explotar el filón -siempre seguro- del género cómico-trivial (golpes,
caídas...) Hispano Films produce algunos títulos, de la mano de Marro y Baños,
en codirección: "Doña Laura y sus pretendientes" y "La mano de
Juanita", ambas de 1912.
Pero
son en las adaptaciones literarias, sobre todo teatrales, donde los cineastas
concentran su presupuesto y medios. Es el caso de Gelabert que dirige y produce
él mismo "Mala raza" (1912), sobre la obra del entonces reciente
premio Nobel José de Echegaray.
A
partir de 1915, Royal Films, Studio Films, Barcinógrafo y otras nuevas firmas
aportan más títulos: Segre Films produce cintas melodramáticas, bajo la dirección
artística de Josep de Togores; Royal Films, de los hermanos Ricard y Ramon de
Baños, hace producciones eclécticas; Studio Films, que cuenta con talleres y
estudios propios, se dedica a filmar cintas populares y cosmopolitas, entre las
cuales gozaron de gran éxito "Codicia" y "Mefisto", de Joan
Maria Codina (ambas de 1918), donde la buena interpretación y el ritmo adecuado
las aleja del tradicional teatro-filmado.
Studio
Films contrata al actor Domènec Ceret como director de sus films, concretamente
de una serie con el título de "Cuentos baturros" (1915), con 17
números agrupados en "cuadernos" de dos o tres episodios cómicos; en
ellos, y a imitación de las series de Max Linder o Charlot, la acción recae en
un personaje-arquetipo, en este caso el Tío Isidro. Otra serie es la Serie excéntrica
"Cardo" (1916), una clara imitación de Charlot hasta el punto de que
el público conocía al personaje como el Charlot de la Studio.
Por
lo que hace a los temas, las películas que salen de los estudios siguen
alejándose cada vez más de la realidad local para internacionalizarse. El
"serial" se consolida como el género preferido. Juntamente con éste,
y hasta los años 20, se filman centenares de films dramáticos al estilo
italiano -históricos o costumbristas-, o francés ("films d'art").
Entre los numerosos títulos destacó la "Vida de Cristóbal Colón y su
descubrimiento de América" (1916-1917) del francés Bourgeois -posiblemente
la primera coproducción europea- y, especialmente, "Barcelona y sus
misterios" (1916) de Albert Marro, para Hispano Films.
El
período de inestabilidad sociopolítica entre 1919 y 1923 afecta también a la
industria cinematográfica; la producción supone menos de la mitad de la llevada
a cabo entre 1914 y 1919.
Las
películas de ficción son las que sufren el descenso más significativo. Sólo el
trabajo aislado de ciertas productoras mantuvieron la industria; es el caso de
los noticiarios Revista Studio (1919-1920) o los films del actor Aurelio Sidney, también para Studio Films. Algunos técnicos se marchan a probar suerte
a Madrid y Valencia.
Por
su parte, Ricardo Baños filma con su
empresa Royal Films dos cintas cuyas referencias están en la tradición
romántica del país, "La gitana blanca" (1919) con Raquel Meller, y un
"remake", "Don Juan Tenorio" (1922). Y Joan Pallejà filma
para la casa Good Silver Films la película "Lilian" (1922), que quiso
pasar por anglosajona (incluso la crítica se lo creyó al principio), hasta el
punto de que el director firmaba los créditos como John Pallears y la actriz
Inocència Alcubierre como Elliot Dorsan, y de que lo de Good Silver Films era
una traducción literal de uno de los apellidos del productor Llorenç Bau
Bonaplata.
En
los años 20, los hermanos Baños también se distinguieron por una actividad
clandestina, la de rodar films “pornos” destinados a proyecciones privadas que
recibieron el calificativo de Espectáculos Sicalípticos. Muchos de estos cortos
eran encargados por don Alvaro de Figueroa, Marqués de Romanones, para divertimento
del monarca Alfonso XIII. Otra figura ilustre que, según algunas fuentes, intervinieron en el asunto fue el político
nacionalista Francesc Cambó. Teniendo en
cuenta que la proyección de esos films eran motivo de redadas policiales,
juicios por “escándalo público” e incluso encarcelamiento pone en evidencia la
hipocresía de la sociedad española (y catalana por supuesto) ya que reprime la
proyección de un cine financiado por aquellos quienes dictan precisamente las
leyes represoras.
Consultorio de señoras |
En
1923 La industria del cine se desplaza a Madrid y Valencia, y en Cataluña cae en
la dispersión y la falta de recursos. Gaspar y Maristany desplazan su actividas
a estas ciudades e incluso Baños, Vilà y Gelabert rodaron en Madrid en alguna
ocasión. Por su parte, los actores trabajaban tanto para casas madrileñas como
barcelonesas. Aunque en menor proporción, también ocurría al revés: productoras
madrileñas enviaban operadores a Barcelona. Para el cine catalán, los últimos
años de la década de los 20 son de decadencia; ejemplo de ello es el fracaso
comercial de algunos títulos representativos del momento, "Baixant de la
font del gat" (1927) y "Les caramelles" (1929), ambas de Josep
Amich, y "L'auca del senyor Esteve" (1929) de Lucas Argilès.
En
1929 el Gobierno se decide a fomentar el cine español. En el caso de Cataluña,
Francesc Gargallo filma el primer film catalán "protegido", "La España de hoy", cinta
propagandística a favor del régimen. José Buchs filma títulos biográficos sobre
figuras liberales, entre ellas "Prim" (1930).
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