Heroína (Leopoldo María Panero)




El diamante es una súplica
que tú inyectas en mi carne
el sol asustado huye
cuando eso entra en mi vena.

De mujeres y saliva
sólo está hecha la vida:
la heroína es más que el ser
y algo que a la vida excede.

Que estoy vencido lo sé
cuando el veneno entra en sangre
el triunfo es una burbuja
me deshará la mañana.

Si el ciervo asustado huye
es que en el bosque ha su casa
así buscas en tu brazo
un lago donde esconderte.

Contar ciervos en el llano
es deporte de poeta
de hombre es buscar avaro
placer en una cuchara,
oro en el excremento
para que el aullido muera.

Un fauno y una derrota
mujeres y algo de música
y el sueño de algún efebo
es cuanto de mí sé
y que ahora la heroína
convierta en nada y en polvo.

Todo ciervo sabe morir
pero que al hombre le cuesta
lo sabe el lento dibujo
de la aguja por mis venas.


Lento humo de cucarachas
así el orgullo se muere
pálido porque entre el polvo
de la cuchara lea mi destino.

Antiguos sapos he buscado
en el océano infinito
la aguja muerde y hace daño
tengo cactus en los brazos.

El jaco es una ramera
que susurra en la oscuridad
en mis manos, cuando me pico
cae el cabello de una mujer.

Como las alas de la nada se mueven entre el bosque
así el viaje de mis dientes por entre los cuerpos vivos
así como una ramera que se arrodilla en la noche
el rezo de una aguja en la violencia del cuerpo.

La aguja dibuja lenta
algún ciervo entre mis venas
cuando el veneno entra en sangre
mi cerebro es una rosa.

Como un viejo chupando un limón seco
así es el acto poético.
El caballo con su espada
divide la vida en dos:
a un lado el placer sin nada
y al otro, como mujer vencida
la vida que despide mal olor

Leopoldo María Panero


Panero: Bunbury, Carlos Ann, Bruno Galindo Y José María Ponce


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